El padre que grabó a su hija, juzgado por exhibicionismo

La Audiencia de Lleida procesó por exhibicionismo al padre condenado el miércoles a prisión por grabar a su hija adolescente en el baño por si sufría bulimia. También está procesado el abuelo de la menor, por supuestas agresiones sexuales. Según los magistrados, la versión de la menor es creíble, ya que siempre ha mantenido el mismo relato.
La Audiencia de Lleida procesó por exhibicionismo al padre condenado el pasado miércoles a prisión, por grabar a su hija adolescente en el baño, alegando que lo hacía para saber si sufría bulimia. El procesado no era el único que conocía la existencia de las imágenes, el abuelo de la menor también las visionaba. El abuelo ha sido acusado de supuestas agresiones sexuales.

En un auto del 26 de marzo, la Sección Primera de la Audiencia ratificaba la continuación del proceso iniciado en junio de 2008 contra Jorge M.V, padre de la menor y Enrique M.S, padre de éste. Según los magistrados, la versión de la adolescente es creíble, ya que siempre ha mantenido el mismo relato, incluso ante el médico que la trata de anorexia, un educador social, el Equipo de Asesoramiento Técnico de Atención a la Víctima (Eatav) y sus amigos, que también corroboraron ‘un comporta miento del padre compatible con los hechos investigados’.

Según la menor, su padre paseaba desnudo y con el pene erecto por la casa, incluso ante sus amigas, mientras que su abuelo le tocaba los genitales fingiendo jugar, publicó ayer el diario ‘La Mañana’. Ante esto, Jorge M.V, fue procesado por exhibicionismo, mientras que el abuelo de la menor se enfrenta a una acusación por supuestos abusos sexuales.

El Juzgado penal número 3 de Lleida condenó el miércoles a un año de prisión y cinco de alejamiento al padre de la adolescente por instalar una cámara en el baño para grabarla ante la sospecha de que tenía anorexia, aunque también sospechaba de su mujer.

Jorge M.V, de 40 años y vecino de Agramunt, que instaló la cámara en 2004 y fue denunciado en 2006, aceptó la pena tras admitir que había cometido un delito de revelación de secreto.

El procesado, separado de su mujer y que pasaba temporadas con sus dos hijas de 4 y 14 años en 2004, grabó durante semanas a la adolescente -también a sus amigas- y luego veía las imágenes y las borraba. Sólo el padre y el abuelo de las niñas sabían que se había instalado la cámara de video en el lavabo.

El juez también condenó al padre a indemnizar con 3.000 euros a su hija adolescente, con otros 3.000 a la madre, además de una multa de 1.080 euros.


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