Alejandro Batán: "El polvo es el peor enemigo de la mecánica en un coche del Dakar"

Con el rugido de los motores a la vuelta de la esquina, Ourense vive ya su semana de Rally. Y eso son palabras mayores. Lo hace con práctica y con teoría, porque el automovilismo también se puede hablar. Lo sabe bien Alejandro Batán (Madrid, 1987). El ingeniero, con raíces ourensanas directamente desde Luintra, fue el protagonista del Foro Memorial Estanislao Reverter y Antonio Coleman de La Región. En su “mochila”, una dilatada experiencia en el desarrollo de materiales para hacer más eficientes y competitivos los vehículos, con pasado en marcas tan prestigiosas como McLaren y presente en su empresa Managing Composite. El auditorio presente en el Marcos Valcárcel escuchó con atención la ponencia “Resistiendo al rally más duro”, que les llevó a las “entrañas” del mítico Dakar y a todo lo que hay que trabajar en innovación para estar en la línea de salida. “Es difícil vivir y crecer en Galicia sin que se te meta el motor en las venas”, comenzó afirmando un Batán formado en la comunidad gallega, en Aragón, Madrid y Reino Unido. En su trayectoria, más allá de los coches (e incluso más allá de la Tierra), trabajar en un Rover de la NASA con el objetivo de llevarlo a Marte. Pero las cuatro ruedas siguieron siendo su pasión. Y ese fuego se avivó, entre otros lugares, en McLaren, una marca de referencia en el motorsport. Y de ahí, a las dunas de Arabia Saudí tan solo hace unos meses. “Una de las últimas experiencias que he tenido ha sido la de trabajar en un coche que ha participado en este último Dakar, el pilotado por Manuel Plaza. Como ingeniero siempre busco retos nuevos. No es lo mismo hacer un coche para un millonario por tres millones de euros que uno para la competición. Y menos en estas condiciones”. Muchos factores a tener en cuenta para lograr los objetivos marcados por el capital humano. “Tiene que proteger, ser ligero, resistir a las condiciones adversas, a la cantidad de kilómetros. El polvo es lo que provoca más sufrimiento en los elementos mecánicos, sobre todo los que van en movimiento. Hay que diseñar muy bien”. Y para conseguirlo, son indispensables los análisis, las pruebas, los estudios… Convertir las cifras en mecánica. “Las partes de un coche para el Dakar son casi infinitas”, destacó Batán. Presión y tiempos Tener los materiales, mezclarlos, obtener un resultado y aplicarlo. Eso con el estrés y los nervios propios de una misión de ese calibre. ”Estás hasta el último minuto usando todas las herramientas para mejorar el coche. El desarrollo del motorsport es lo que hace que tengas esa pasión, conseguir lo que tienes planificado. Lograr llevar un coche al Dakar me hace sentir muy orgulloso, a mí y a todos los compañeros que trabajamos en el proyecto. Se consigue gracias al equipo, a los que están pendientes un domingo de que salga lo que tiene que salir, solventando los problemas que puedan aparecer”. Y como no quieren que esta experiencia sea flor de un día y ya han adquirido cierto bagaje, piensan en todo aquello que está por venir. “Ya estamos con la mirada puesta en el próximo Dakar, en el del año 2024”, anticipa Batán. Uno de esos brazos que no conduce el volante durante la competición más exigente del planeta, pero que deja todo su esfuerzo y conocimiento en cada pieza para que sea otro el que lo conduzca con las máximas garantías posibles.