Los hermanos de la victima se muestran convencidos de que es asesinato y no un homicidio, por lo que piden ‘cárcel de por vida’

El asesino de una joven en Cedeira a la que atrajo con un falso empleo asegura que perdió el control ‘por miedo’

El hombre acusado de matar a una joven en la localidad coruñesa de Cedeira en el verano de 2006 declaró hoy que al encontrarse con ella en el portal ésta empezó a gritarle y el miedo porque lo escuchara algún vecino le hizo que ‘no controlara nada’, le tapara la boca, y ‘ocurriera lo peor’.

María del Mar Becerra de 26 años murió estrangulada el 1 de julio de 2006, pero el hombre que la mató asegura que fue un homicidio no intencionado ‘fruto de un accidente’, y no un asesinato.

En su declaración, el acusado, F.P., reconoció que había respondido a un anuncio publicado por la joven en el que buscaba trabajo haciéndose pasar por un agente de la Guardia Civil trasladado desde Asturias y que la ofreció 1.200 euros y un contrato indefinido por cuidar de su hijo de nueve años.

Para ello la citó a última hora del sábado 1 de julio en un edificio en construcción en la localidad coruñesa de Cedeira. Una vez allí, el acusado ha declarado que se la encontró en el portal cuando ella salía del ascensor y que ésta se dirigió a él para preguntarle si era quien la había citado.

El acusado aseguró hoy que le había dicho a la víctima que él no era, pero que ella reconoció su voz y comenzó a increparle diciéndole que era ‘una broma de muy mal gusto’. Fue en este momento cuando, según F.P., la joven tropezó y se cayó por las escaleras del garaje, golpeándose en la cabeza.

‘Entonces ella empezó a gritar diciendo que me iba a arruinar la vida, yo escuche voces de vecinos que se acercaban y me asusté’, aseguró. ‘Con la intención de evitar que la oyeran la tapé la boca y, como tengo las manos grandes, también la nariz y la sujeté por el cuello sin controlar nada por culpa del miedo y fue cuando ocurrió lo peor. Cuando paré, ella ya estaba con los brazos colgando’, declaró.

El acusado reconoció hoy que llamó a varias mujeres ofreciéndoles diferentes trabajos y también haciéndose pasar por directivo de Inditex pero aseguró ‘no saber por qué lo hizo’ y no poder creerse lo que ocurrió. Además añadió que se encontraba en tratamiento por depresión, como consecuencia de fuertes problemas económicos y que su hijo sufría problemas coronarios, unos datos que pudo confirmar su mujer en su declaración.

CONTUSIONES.

Tanto la Fiscalía, como la acusación particular personalizada en la madre de la víctima consideran que se trató de un asesinato porque el acusado llamó a varias mujeres con la misma intención y además porque la joven apareció con numerosas heridas, hematomas y contusiones por todo el cuerpo, a pesar de que el acusado negó que hubiera habido forcejeo entre ambos.

En el juicio, con jurado popular de nueve miembros, declararon además dos de los cinco hermanos de María del Mar Becerra. Ambos afirmaron haber desconfiado de la oferta laboral y señalaron que ‘cinco minutos después de dejarla en el edificio ya no cogía el teléfono’. También apuntaron que su hermana estaba ‘muy ilusionada’ con su novio, que era muy trabajadora y ayudaba económicamente a su madre ‘en todo lo que podía’.

Por otra parte, en declaraciones a los medios de comunicación y fuera del juicio los hermanos se mostraron convencidos de que el acusado mató a su hermana con ‘intención y premeditación’ y apuntaron que ‘una persona que se arrepiente no llama a otras después del asesinato’. Por ello esperaron que F.P. ‘vaya a la cárcel de por vida, ya que ella no puede volver’.

APOYO ECONOMICO.

En la vista que se está celebrando a lo largo de esta semana en la Audiencia Provincial de A Coruña también declararon hoy cuatro jóvenes que también habían recibido una oferta de trabajo por parte del acusado. A dos de ellas les ofreció uno como dependientas en el centro comercial Odeón de Ferrol haciéndose pasar por directivo de Inditex, y a las otras dos como canguro de su hijo.

El cuerpo de la víctima apareció el 5 de julio, tras estar desaparecida cuatro días, escondido en la alcantarilla del garaje del edificio, después de que el acusado reconociera los hechos e indicara a la Policía el lugar en el que se encontraba el cadáver.

En el momento de la muerte, la joven vivía en casa de su madre y con dos de sus cinco hermanos en Atios, en Valdoviño (A Coruña). De familia humilde, se ganaba la vida como camarera en locales de la zona, aunque su última ocupación había sido en un geriátrico, que decidió abandonar para aceptar las reiteradas ofertas del falso guardia civil. Con sus ingresos Becerra apoyaba además a la economía familiar.

Por todo ello, el fiscal pidió veinte años de cárcel para el acusado, además de una indemnización de 120.000 euros para la madre de la víctima y otra de 30.000 para su novio. La acusación particular, personalizada en la madre de la víctima, eleva a 145.000 euros la indemnización para ésta por considerar que dependía económicamente de ella, 30.000 para el novio, y 8.500 euros para los dos hermanos de la víctima que vivían en la casa materna en el momento de los hechos.

Por su parte, la defensa reconoce que su cliente es quién cometió los hechos pero considera que se trata de un homicidio imprudente y no de un asesinato.

Además solicitan que se considere como atenuante la ‘corta y escasa inteligencia’ del acusado ‘que provocó que la tapara la boca y la agarrara por el cuello presa del miedo’ y no con el objetivo de quitarle la vida. Desde la defensa solicitaron al jurado y al tribunal ‘que no se dejen influir’ por la ‘alarma social’ existente en estos días relativa al asesinato de la niña Mari Luz, de cara a su sentencia.


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