El viceportavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, recibió ayer una calurosa despedida de la Cámara en el último pleno del Parlamento al que asistió, ya que decidió dejar su escaño por diferencias con la línea política del BNG. Al término del pleno del Parlamento, Aymerich dijo ser una persona 'con la lengua dura, pero también con la costilla dura', que sabe encajar, por lo que pidió que no se 'lo tengan en cuenta' a todos aquellos a los que pudo haber herido o disgustado en el 'ardor del debate'.
'En estos ocho años maduré en la Cámara, me blanqueó el cabello y mis hijos solo me recuerdan trabajando aquí y piensan que esto es una profesión, y es el momento de decirles que no, que es el momento de volver a la vida civil', ironizó sobre su regreso a la docencia en la universidad. Todos los portavoces de la Cámara coincidieron en destacar la pérdida de un gran diputado.
