ESPAÑA

La Catedral encargó al electricista obras en la sala del Códice Calixtino

Se trataba de la electrificación de la puerta de acceso a la sala acorazada en la que se guardaba esta joya literaria, y de la misma operación en todo el archivo.

El deán y custodio del Códice Calixtino el año en el que fue sustraído de la Catedral de Santiago, José María Díaz Fernández, ha dicho que el templo encargó al electricista que hoy se sienta en el banquillo, Manuel Fernández Castiñeiras, el arreglo de la sala en la que estaba el manuscrito.

Se trataba de la electrificación de la puerta de acceso a la sala acorazada en la que se guardaba esta joya literaria, y de la misma operación en todo el archivo.

En la tercera sesión de la vista oral en la que se juzga el robo del libro, Díaz Fernández ha manifestado que a este operario lo recomendó el canónigo que "hacía la función" de presidente del cabildo, Juan Martínez Bretal.

También ha contado que en consecuencia se llamó a Fernández Castiñeiras para que el portón al archivo fuese "eléctrico", y ha explicado que no sabe si le dejó a este técnico la llave para que pudiese entrar sin problema en el caso de que él no estuviese allí, dada la confianza existente.

Manuel Fernández Castiñeiras intentó ser trabajador fijo de la Catedral de Santiago y el miembro del cabildo que más se opuso a ello, el religioso José Manuel Iglesias Pérez, administrador de la Catedral de Santiago desde 2002 hasta febrero de 2011, ha contado en el juicio que no lo tenía por una persona de su confianza.

Tanto es así que en su declaración ha asegurado que Fernández Castiñeiras lo amenazó con que le darían una paliza y que había pagado 300 euros "a un marroquí" para ello.

"Lo tomé un poco a broma, pero un día, entrando yo en la sacristía, me vino un señor de apariencia marroquí, efectivamente, y me preguntó si yo era el administrador. Le dije que sí, y me dijo, con usted tengo yo que hablar, arreglar ciertas cuestiones un día de estos. No volvió".

Ahí se quedó la cosa, en base a su relato, y en otra ocasión se encontró con Manuel Fernández Castiñeiras "vestido de faena" y con un "palo en la mano" avisándole de que no saliese a decir misa o "iba a haber sangre", aunque en ese episodio finalmente el propio electricista lo "ayudó".

El resto de la sesión ha girado en torno a cómo el electricista pudo acceder a las dependencias en las que se encontraba el Códice Calixtino y el dinero sustraído supuestamente de la basílica que preside el Obradoiro, y posteriormente encontrado en propiedades del electricista.

Diferentes miembros del cabildo, como el ex deán y los ex administradores José Manuel Iglesias Pérez y Luis Otero han coincidido a lo largo de esta jornada en la posibilidad de que el electricista duplicase las llaves de las diferentes dependencias de la Catedral cuando se le encomendaba un encargo laboral.

Para acceder al habitáculo que cobijaba el Códice Calixtino se necesitaba una llave, que según ha precisado Díaz Fernández, solo el deán y dos colaboradores, uno especialista en Documentación Medieval, José Sánchez, y otro experto en Historia Moderna, tenían.

Dentro de esa dependencia restringida se encontraba la cámara que contenía el manuscrito y que presentaba "la llave puesta", han apuntado tanto Díaz como Sánchez.

Sánchez ha explicado que dentro de la cámara había más documentos valiosos, y que incluso el sustraído no es "el más rico en dibujos y miniaturas" ni el que "visualmente más destaca", a pesar de tratarse "del más simbólico".

Fue este medievalista el que se percató en 2011 de la ausencia de esta pieza, por lo que llamó al deán y empezó una búsqueda minuciosa que culminó con una llamada a la Policía.

Según los testimonios escuchados hoy, la búsqueda del dinero en cambio no fue tan rápida, ya que el administrador por aquel entonces no informó al cabildo de los "desfases" que existían en las cuentas, a pesar de conocerlos desde 2003.

En 2010, cuando los robos eran continuados, informó al deán, "su inmediato superior", pero no indicó la cantidad, y no fue hasta julio del 2012, después de que la Policía encontrase 1,7 millones en las propiedades de Fernández Castiñeiras, cuando informó de este robo.

Para "identificar" al posible ladrón, Iglesias, que ya desconfiaba del acusado, instaló una cámara de seguridad en el archivo, que nunca llegó a visionar pero que sirvió a los investigadores para reconocer a Fernández Castiñeiras en dichas dependencias.

El juicio, tras las declaraciones hoy de los testigos, continuará el próximo lunes día 26, semana en la que comenzarán a esgrimirse las cuestiones más técnicas de este rocambolesco robo cometido en 2011.

Te puede interesar