Envejecimiento y dispersión avivan el debate para redefinir el mapa municipal

Por qué los ciudadanos viven donde viven? ¿Por qué eligen un lugar y descartan otros? ¿Por qué dejan de vivir donde vivían? ¿Por qué no escogen ciertas áreas? Influyen muchos factores, pero hay unos que pesan más que el resto; suelen ir ligados a los servicios, las infraestructuras, la nuevas tecnologías y a la creación de empleo. Los desequilibrios estructurares existentes en cada área obligan a mover ficha a los municipios, que disponen del fondo de compensación interterritorial, comprometido en el Pacto Local para paliar los desequilibrios existentes entre las diferentes partes del territorio.
El día a día demuestra que es en la prestación de servicios donde los ayuntamientos tienen un mayor protagonismo, pese a que la crisis económica ha menguado notablemente su margen de maniobra. Las competencias obligatorias de los ayuntamientos (recogida de basura, alumbrado público o acceso a los diferentes núcleos de población) son un lastre importante.
“No es lo mismo atender cinco entidades singulares que las cien que, de media, tienen los concellos gallegos”, apunta Carlos Fernández, presidente de la Fegamp. “Y a esto hay que añadir los nuevos cometidos, muchas veces sin la financiación necesaria, que se les imponen a los municipios: la lucha contra los incendios forestales, educación o servicios sociales”.

Servicios y turismo
Los regidores de las ciudades y las localidades más pobladas consiguen colar sus quejas, pero la voz de los concellos minúsculos no siempre es escuchada. Perfecto Rodríguez, alcalde de Ponte Caldelas, cree que el futuro de las entidades menores no puede limitarse a la revitalización de la tareas asociadas al sector primario: “Son necesarias medidas complementarias vinculadas a los servicios y al turismo; hay que dotar a los concellos del rural de las infraestructuras básicas, mejorar del transporte público, avanzar en la mejora de telecomunicaciones y ofrecer acceso a Internet en igualdad de condiciones. Es necesaria la mejora para ofrecer servicios públicos de calidad: ludotecas, comedores escolares, instalaciones culturales y deportivas”.
La solución a los desequilibrios demográficos de Galicia no pasa por retener a la población de mayor edad en los núcleos rurales; el futuro pasa por mantener a los jóvenes y atraer nuevos vecinos. “No podemos concebir los núcleos rurales como reservas etnográficas que pueden ser visitadas, como si fuesen un museo”, argumenta el vicepresidente de la Fegamp. “Las aldeas tienen que seguir teniendo su dinámica propia. Sin favorecer la dispersión, hay que favorecer su continuidad. No es cuestión de que cada uno haga la casa donde quiera, pero sí dar facilidades a los jóvenes que quieren construir una casa en la finca colindante a la de sus padres”.
Perfecto Rodríguez cree que hay alternativas a la desaparición de los pequeños municipios; no encuentra motivos para actuar por las bravas y fomentar la fusión de ayuntamientos para reducir gastos. Son mayoría los alcaldes que piensan como él en Galicia, pero también son cada vez más las voces que demandan políticas de agrupación incentivada de municipios; argumentan que el sueldo del secretario del ayuntamiento se puede llevar el presupuesto municipal y, como primera medida, proponen mancomunar gastos y servicios, siguiendo el ejemplo de la Iglesia en algunas parroquias.
El hecho de que casi doscientos concellos tengan menos de cinco mil habitantes es una lastre demasiado pesado; esos ayuntamientos reciben de las arcas estatales hasta un 40% menos de dinero que otros municipios más poblados. La dispersión y el envejecimiento de la población ponen la puntilla en el caso gallego.
España tiene casi el mismo número de ayuntamientos que Alemania, pese a que la población germana duplica la española. Berlín ha dado ejemplo a la hora de reordenar el mapa municipal y pasar de 25.000 ayuntamientos a 8.000. Otros países europeos tampoco han tenido reparos para adaptarse a los tiempos y recortar el número de corporaciones locales: Gran Bretaña pasó de 1.500 a 400 y Bélgica de 2.359 a 596. Los que no lo hicieron por iniciativa propia han tenido que aplicar la tijera atendiendo las demandas de la Unión Europea: Italia suprimirá 1.500 ayuntamiento de menos de mil habitantes y eliminará 36 de sus cien provincias, Grecia ha suprimido dos de cada tres corporaciones locales (de 1.034 a 355) y Portugal apunta en la misma dirección.

Cuentas empresariales
Con estos datos sobre la mesa, los partidarios de las fusiones municipales no tienen problemas a la hora de hacer cuentas. El Círculo de Empresarios de Galicia propone reducir a la mitad el número de concellos gallegos para mejorar la eficiencias de las administraciones locales; aseguran que la división en 150 entidades locales supondría un incremento de 12 millones de euros para las arcas municipales.

Diferentes propuestas para la colaboración
La crisis económica reabre un debate que estaba latente: la fusión entre ayuntamientos. Sus defensores aseguran que supondría un importante ahorro económico, tanto en la prestación de servicios como en el sueldo de los políticos. Los que la rechazan dicen que aumentarían las rivalidades vecinales.
Los principales candidatos a la unión son, a priori, los ayuntamientos más pequeños, los que tienen más problemas para sustentar su economía y prestar servicios públicos. Lo que sobre el papel parece sencillo, no lo es tanto a pie de calle o en la barra de un bar. Trasladamos esa pregunta a los vecinos del municipio coruñés de Toques, un ayuntamiento con 1.387 habitantes, limítrofe con Melide (7.838 censados) y una de las cabeceras de la comarca de A Ulloa. Los vecinos de Toques reconocen hace vida en Melide porque allí es donde encuentran servicios de los que carecen en su ayuntamiento, pero no quieren pensar en ningún proyecto de unión. “Fusionarse es desaparecer. Estamos dispuestos a colaborar y a compartir servicios con otros ayuntamientos cercanos”, argumentan vecinos y miembros de la corporación.
En otras latitudes, vecinos y políticos no comparten opinión sobre este asunto. En la esquina suroccidental de Galicia nacía hace unas semanas la Asociación Veciñal por Unificación Municipal que propone la fusión de Oia, O Rosal y A Guarda para convertirse en el concello da Foz do Miño. Los regidores de estos tres ayuntamientos ponen reparos a la unión y optan por una vía intermedia: compartir servicios para reducir gastos.
Esa vía es la defendida por la mayoría de los alcaldes gallegos, que en la anterior legislatura llevaron a la Federación Galega de Municipios y Provincias un proyecto para integrar las policías locales de ayuntamientos pequeños, cuya población sumada no superase los 40.000 habitantes. La medida podría beneficiar a unos 270 concellos, pero los que más avanzaron en el protocolo fueron los municipios coruñeses de Ames y Brión.
Ese proyecto no ha avanzado tras las elecciones locales. El que sí va tomando forma es el promovido por los concellos lucenses de Taboada, Portomarín, Palas de Rei, Guntín y Monterroso. Pese a pertenecer a diferentes partidos, cuatro del PP y uno del PSOE (Monterroso), están dispuestos a mancomunar servicios como la gestión de las piscinas municipales, la recogida de basura o el alumbrado público.
Otra que se consolida es la eurociudad Verín-Chaves, que ahora centra sus esfuerzos en la puesta en marcha del primer transporte transfronterizo que existirá en la Península Ibérica. Un tarjeta permitirá a los eurociudadanos, los vecinos de ambos municipios, acceder en igualdad de condiciones a los distintos servicios municipales. La alfandega de Feces contará con una ventana única para facilitar los trámites administrativos y la movilidad de los ciudadanos.
La Comisión Europea ha reconocido hace unos meses, con el Premio a la Excelencia en Seguridad Vial, el trabajo conjunto de vecinos e instituciones de estas localidades a favor de la educación vial, con acciones en centros educativos, programas dirigidos a grupos de riesgo, sesiones específicas para niños o ancianos, y proyectos para la eliminación de barreras arquitectónicas. En este programa participaron activamente los cuerpos de tráfico, bomberos y policías locales de Verín y Chaves. La eurociudad desarrolla, además, proyectos comunes en materia cultural y turística: los próximos meses pueden ser fundamentales para ampliar la colaboración en el ámbito sanitario.

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