Las excavadoras derribaron las últimas chabolas del poblado de Penamoa, levantado el año 1984

Las excavadoras acaban con el 'super' coruñés de la droga

Una excavadora derriba una de las chabolas que quedaban en pie en Penamoa. (Foto: CABALAR)
Todavía un par de minutos restaban para las diez de la mañana cuando las excavadoras comenzaron a demoler la primera de las últimas seis chabolas que quedaban en pie Penamoa, el poblado que durante 28 años se convirtió en el supermercado de la droga del noroeste peninsular. Creado en 1984 cuando medio centenar de familias de etnia gitana se desplazaron a esta zona boscosa próxima a la refinería al ser desalojadas del solar que ocupaban en A Cubela para la construcción unos grandes almacenes, Penamoa agonizaba desde marzo 2011 cuando comenzaron los desalojos por orden judicial.
El de ayer fue el último capítulo de un proceso de desmantelamiento que se inició en 2007 con un polémico proceso de realojos impulsado por el ejecutivo local socialista al que se acogieron 79 familias, no todas las censadas en el poblado, lo que obligó al gobierno local a iniciar un proceso judicial por la ocupación ilegal de unos terrenos por los que discurre ya un tramo de la Tercera Ronda, el nuevo vial de circunvalación de la ciudad.

Durante los últimos meses las excavadoras han ido entrando en el poblado en sucesivas ocasiones, siempre amparadas tras un gran dispositivo de seguridad. En muchas de estas incursiones la tensión se apoderó de la zona. Vecinos reclamando el fin de un poblado que llenaba de droga sus calles frente a quienes defendían su derecho a continuar viviendo como lo habían hecho toda una vida. Gritos, amenazas e incluso chabolas incendiadas por su propios moradores han sido una constante en todo este proceso.


SENSACIONES ENCONTRADAS

La jornada de ayer no fue diferente. Una veintena de vecinos permanecían apostados en los márgenes de la estrecha carretera que conduce al poblado jaleando la llegada de un día que llevaban años anhelando. Mientras, 50 metros más arriba, separados sólo por el cordón policial, los últimos de Penamoa recogían resignados los restos de sus pertenencias. La suya era una mirada ausente.

Horas después de la entrada de las excavadoras Penamoa es ya sólo los restos de lo que fue. Escombros acumulados a ambos lados de una vía de alta capacidad por la que discurre el progreso de una ciudad que prevé convertir los terrenos en una nuevo espacio urbano dedicado a empresas tecnológicas. El fin de Penamoa supone una nueva etapa para una parte de la ciudad fatigada por el trajín delictivo del poblado pero no para los habitantes del mismo que vuelven a ser, 28 años después, expulsados de nuevo de sus hogares.

Algunos de ellos se desplazaron ya a terrenos cercanos e incluso ocuparon un edificio cercano recién construido. Exigen la prolongación de las ayudas de inserción laboral para no convertir el inmueble en una versión contemporánea de lo que conocimos como Penamoa.

Por su parte, vecinos de los alrededores del poblado chabolista ahora echado abajo manifestaron ayer a los medios de comunicación que se sentían víctimas de amenazas de los desalojados y reclamaron a las autoridades que pongan fin definitivamente a una situación 'que llevamos 30 años padeciendo', tal y como comentó la presidenta de la Plataforma Ventorrillo Desmantelamiento Penamoa, Ana Oreiro.

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