CELEBRACIÓN

La fabulosa aventura de la nao “Victoria”

Vista de la reproducción exacta de la nao “Victoria”, el primer barco que dio la vuelta al mundo, atracada ayer en Vigo.
photo_camera Vista de la reproducción exacta de la nao “Victoria”, el primer barco que dio la vuelta al mundo, atracada ayer en Vigo.

La réplica exacta del primer barco que dio la vuelta al mundo, en el siglo XVI, hace escala en la ciudad, rindiendo homenaje a la primera tripulación gallega y al sorprendente personaje de Gonzalo de Vigo 

Un barco de 26 metros de eslora y 7 metros de manga, construido en madera, sin quilla, con unas velas capaces de girar solo 20 grados, con un solo camarote —el del capitán—, y sin rueda de timón, ya que este es manejado por un pinzonte. Así era la nao que realizó la primera vuelta al mundo, comandada primero por Magallanes y, a la muerte de éste, por Juan Sebastián Elcano, la única que completó su misión de una escuadra de cinco barcos conocida como “Armada de la Especiería”, y en cuya gesta histórica invirtió tres años, entre 1519 y 1522.

Una réplica exacta, propiedad de la Fundación Nao Victoria y construida durante la Expo de Sevilla, arribó ayer, sábado, al puerto de Vigo, donde tenía previsto estar hasta el domingo, aunque finalmente, debido a las malas condiciones meteorológicas y condiciones de la mar previstas, permanecerá hasta el miércoles, tiempo en que podrá ser visitada.

A bordo, se mantiene la misma distribución y los mismos aparejos y mobiliario que el empleado en el siglo XVI, incluido un documento manuscrito de Elcano. Pese a ello, o gracias a ello precisamente, el visitante no alcanza a entender cómo pudo sobrevivir su primera tripulación, unos 45 hombres —en su mayoría, convictos cuya elección era o embarcarse o morir en el cadalso—, viviendo en un espacio reducido en permanente movimiento, durmiendo sobre cubierta y con el agua y alimentos racionados.

Esta experiencia la vive ahora su nueva dotación, compuesta por un primer oficial y un jefe de máquina de la fundación, a los que acompañan 12 voluntarios, estudiantes en su mayoría de náutica, según explica Manuel Crespo, el primer oficial. Su travesía, que se inició el pasado martes desde Puerto Sherry (Cádiz), les llevará a puertos de Reino Unido, Francia, Bélgica y Alemania. Pero antes, la parada en el puerto vigués era obligada, aunque nadie a bordo de la nao “Victoria” sepa quién era Gonzalo de Vigo, ni tampoco el numeroso público que ayer no dudó en visitar el barco.

Gonzalo de Vigo, natural de esta ciudad, era uno de los diez tripulantes gallegos de aquella expedición, que primero se dirigió a América, atravesó el Estrecho de Magallanes, cruzó el Océano Índico, atravesó el Cabo de Buena Esperanza, bordeó el continente africano y navegó de nuevo hacia España. Aunque no fue este el caso del vigués, que desertó en Las Marianas, vivió entre los indígenas y la casualidad hizo que llegase otra expedición española, cuatro años más tarde, con la que se embarcó como intérprete.

Los voluntarios de la nao “Victoria”, como Adrián Pérez o Juan Fernández, destacan las dificultades de navegación en este tipo de barco. “Hacemos guardias de cuatro horas para manejar el pinzote y asegurar el rumbo”.

Victoria Cabezuelos, malagueña como la nao, estudiante de capitana, profesora de vela y que ya había viajado en buques de 200 años de antigüedad, describe así la navegación y la convivencia a bordo: “Decides menos a dónde vas, estás más expuesto a los elementos. Es una aventura humana que requiere gran paciencia y mucha solidaridad”.

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