La extinción del incendio, uno de los mayores del verano y que ayer se encontraba estabilizado, se vio complicada por el viento

El fuego arrasa el monte en O Rosal y Oia, en la comarca del Baixo Miño

Los vecinos ayudaron en las labores de extinción del fuego. (Foto: Salvador Sas)
El incendio que se inició el lunes en Oia arrasó al menos 1.200 hectáreas de superficie forestal en la comarca del Baixo Miño, en Pontevedra. Es la estimación oficial de ayer a última hora, cuando logró estabilizarse pero seguía activo, por lo que las cifras podrían ser mayores -el más grande es el originado en Cualedro el fin de semana, con más de 2.200 hectáreas-.
El fuego se originó el lunes a media tarde en Oia, en la parroquia de Burgueira, y pronto se propagó por la de Loureza, que resultó ser la más afectada con la mitad del terreno quemado. El fuerte viento, con rachas cambiantes, facilitó la propagación de las llamas que llegaron a Santa Marina en O Rosal y al término municipal de Tomiño. A Guarda, por su parte, estaba en alerta.

El fuego cercó varias casas, calcinó galpones e invernaderos y unos 200 vecinos tuvieron que ser evacuados de sus viviendas el lunes por la noche. A las 22.45 la Xunta decretó el nivel 1, como medida preventiva, por su proximidad a varios núcleos poblacionales. La Consellería de Medio Rural desplegó varios aviones, helicópteros y brigadas forestales, entre otros, junto con medios estatales y tuvo que pedir el refuerzo de la Unidad Militar de Emergencia (UME), dependiente del Ministerio de Defensa.

El vicepresidente de la Xunta, que estuvo en la zona del siniestro junto con la conselleira Rosa Quintana, reconoció que se verán afectadas más de 1.200 hectáreas, pero hasta que no esté controlado no se podrá saber con mayor exactitud, mientras que el alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, elevó la cifra a 1.500 y se mostró seguro de que el fuego fue 'intencionado'. 'No hay ninguna duda', dijo.

Por su parte, el teniente general de la UME, César Muro, dijo 24 horas después de que se iniciara que está 'bastante controlado' y 'no hay llamas importantes' y explicó que por el color del humo (blanco) 'se sabe que lo que arde es arbusto y no árboles', indicó.

En el municipio de O Rosal la alcaldesa en funciones, María del Carmen Alonso, y algunas concejalas se encargaron de suministrar bebidas frías y bocadillos a los efectivos.

También se habilitó el pabellón municipal para que los brigadistas, bomberos y militares pudieran descansar.

Los medios de extinción hicieron un cortafuego de la carretera de Novás a Portocelo para evitar que el incendio se propagara hasta A Guarda, con el viento en contra.

MÁS DE 600 EFECTIVOS DE MEDIA ESPAÑA EN LABORES DE EXTINCIÓN

El voraz incendio obligó a desplegar un amplísimo dispositivo de más de 600 efectivos y fue necesaria la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME), del Ministerio de Defensa, con 300 efectivos pertenecientes a los batallones de intervención con sede en Zaragoza y León y varios aviones de las Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire. La Xunta desplegó 43 brigadas, 26 agentes forestales, 33 motobombas, 13 helicópteros, siete aviones, 8 palas y 3 técnicos y también acudió una dotación de bomberos de Vigo.

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MARM) envió por su parte cinco aviones de 5.500 litros de descarga procedentes de Lavacolla, Madrid y Salamanca y un helicóptero bombardero de 4.500 litros que llegó desde Guadalajara.

Para combatir el fuego forestal desde el terreno operaron de igual forma tres brigadas de refuerzo contra incendios forestales desplazadas desde sus bases en Soria, Cuenca y Ourense y el dispositivo del MARM se completó con una unidad móvil de meteorología y un avión de comunicaciones para la toma de imágenes del sinestro forestal y la comprobación sobre el terreno de su evolución.

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