El examen forense del cadáver de Déborah Fernández, que fue exhumado el pasado mes de mayo, comienza a dar sus frutos. El Instituto Toxicológico de Madrid, donde fueron enviadas varias uñas halladas en los restos, ha encontrado restos de fibra y pelos, que se están analizando. Las muestras serán cotejadas con las halladas en el cuerpo hace 19 años y también con las recogidas en un arcón congelador que fue analizado tras la reapertura judicial en 2019.
Las esperanzas de la familia se centran ahora en los resultados de dichos análisis y también en la posibilidad de encontrar ADN, ya que un simple fragmento serviría para conseguir un perfil que pudiera llevar hasta la persona o personas implicadas en la desaparición y muerte. De forma simultánea continúa el análisis del volcado del ordenador de Déborah.
