CRIMEN DE MOS

Las incongruencias inculparon al acusado del homicidio de Mos

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photo_camera El detenido pasó a disposición judicial el jueves e ingreso en esa tarde en la prisión de A Lama.

El detenido, que ingresó en prisión, tardó más tiempo del necesario en llegar al cuartel

El acusado de matar a su mujer, Marina Rodríguez Barciela, en el domicilio conyugal de la parroquia de Tameiga, Mos, ingresó en prisión en la tarde del día 31 por un supuesto delito de homicidio u asesinato, ya que aún faltan algunas pruebas que determinarán la gravedad del delito. Uno de los elementos claves que determinaron su detención fue la "incongruencia" del relato que presentó Florencio Alonso, conocido como "O Cartulinas".

El hombre se presentó en el cuartel de la Guardia Civil sobre las diez y media de la noche del pasado día 29 de diciembre manifestando que al llegar a la casa había encontrado a  su mujer tirada en el suelo y que "debía de estar muy mal". Las sospechas saltaron inmediatamente ya que los agentes descubrieron que no había pedido ayuda a ninguno de sus vecinos ni a las personas que a aquellas horas se encontraban en alguno de los dos bares que están a apenas unos metros de la vivienda.

Además, el trayecto que separa la casa del cuartel es de apenas quince minutos, cuando el detenido tardó cerca de una hora. Un tiempo que no supo justificar y en el que no se sabe qué hizo. El hombre mantuvo en todo momento su inocencia, pero sin dar ninguna explicación plausible sobre lo que pudo ocurrir .  

El detenido pasó a disposición judicial el pasado día 31, y allí se acogió a su derecho a no declarar.  También declararon ante el juez de  Instrucción número 2 de Porriño  tres testigos, los dos hijos de la pareja y un vecino, mientras que los investigadores procedieron a recoger muestras biológicas que permitan determinar cómo murió la mujer.

Por el momento, las pruebas encontradas hasta le momento han permitido determinar que Marina fue golpeada brutalmente con un palo en la cabeza, que presentaba un hundimiento del cráneo que podría haberle causado la muerte. Además, también presentaba golpes en varias partes del cuerpo.  

El arma con la que la golpearon podría haber sido uno de los palos que se encontraban en la cocina, por lo que fueron enviados al laboratorio central de la Guardia Civil para averiguar cuál de ellos fue empleado para matarla.

La Guardia Civil le practicó al detenido una prueba de alcoholemia poco después de que se presentar aen el cuartel de Mos, la cual dio positiva. Se da la circunstancia de que en el 2013 también había tenido otra positiva en el 2013, un año antes de que su mujer le denunciara por malos tratos. Las diligencias se transformaron en un juicio de faltas por insultos durante el cual la víctima retiró la denuncia, por lo que el caso fue archivado, según fuentes judiciales.

El primer sospechoso de la Guardia Civil fue el marido de la víctima. Pese a los pocos indicios existentes en el lugar en el que se encontró a la mujer, toda parecía indicar que lo que dijo Florencio cuando llegó al cuartel "no encajaba".  Los encargados de la investigación no entendían cómo podío haber tardado tanto en llegar a las dependencias de la Benemérita cuando conocía el camino y se trataba de algo tan urgente como una posible agresión a su mujer. Ese lapsus de tiempo de casi una hora que no supo explicar podría ser suficiente para cambiarse de ropa -no encontraron rastros de sangre o de haber mantenido una pelea- y de deshacerse de ella en algún lugar antes de presentarse ante los guardia civiles. 

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