CONFLICTO EN LOS MERCADILLOS

Ingresan en prisión los tres hijos del "rey de los gitanos" por extorsión

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photo_camera Juan Pablo Giménez, hijo de Sinaí Giménez, uno de los detenidos por supuestas extorsiones a vendedores ambulantes. (SALVADOR SAS)

Sinaí Giménez usó los medios para enviar el mensaje de "zamoranos, violadores" al grupo con el que están enfrentados

El juez decretó este jueves el ingreso en prisión de Sinaí Gimenéz y sus hermanos Saul y Juan Paulo después de cerca de trece horas de toma de declaraciones en los juzgados de Cangas. El que fuera candidato a la Alcaldía de Vigo y otros seis detenidos en la Operación Vida estaban acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, amenazas, coacciones, fraude a la Seguridad Social, blanqueo de capitales, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas. Además, otros dos investigados en la misma operación que quedaron en libertad en sede policial, fueron citados por el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Cangas para prestar declaración.

Uno de ellos era el administrador de la gestoría encargada de la administración de la cooperativa de ambulantes y el secretario de la Asociación de Ambulantes, Miguel Valverde.  
Los detenidos comenzaron a llegar poco antes de las diez de la mañana en los furgones de la Guardia Civil.  Sinaí Giménez aprovechó la presencia de los medios de comunicación para gritar cuando le bajaban del furgón "Zamoranos, violadores", una verdadera advertencia a este grupo que ya ha desaparecido de los mercadillo y que según algunas fuentes consultadas podrían "haber hecho las maletas" ante el temor de represalias. También el hermano de Sinaí, Juan Paulo, aprovechó el corto espacio que separaba el vehículo de los calabozos del juzgado para decir que "estos nos pasa por denunciar a la Guardia Civil". 

En los mismos furgones también fueron trasladados Flora Giménez, madre de Sinaí y su mujer, María Aurelia C., su hermana Consuelo y Samuel, primo de Sinaí. Precisamente las mujeres fueron las últimas a quienes tomaron declaración. Además, también fue llevada al Juzgado la caja fuerte que la Guardia Civil se incautó en una de las viviendas de los "morones" para abrirla delante de los detenidos en sede judicial.

El patriarca de los "morones", Olegario Giménez no prestó declaración aún al haber recibido el alta médica sólo ayer, después de ser hospitalizado el martes durante la detención. Ahora deberá ser citado por el juez. 

Un equipo de abogados con nombres muy conocidos

El clan de los "morones" contó con la asistencia de uno de los mejores equipos de abogados del momento. Uno de los integrantes del equipo jurídico era el mediático Marcos García-Montes, que acompañó a Sinaí Giménez en las declaraciones en los juzgados de Tui, como consecuencia de los altercados en los que resultó herido un letrado, en Cangas y en Vigo.

Este letrado aseguró a la salida del juzgado que "no había ningún rastro de extorsión a los ambulantes ni fraude a la Seguridad Social". García Montes afirmó, durante un receso en la maratoniana jornada de declaraciones en los juzgados de Cangas, que la gestión de cooperativa de vendedores ambulantes "está bien llevada" y que ninguno de sus miembros denunció nunca "que le haya chantajeado nadie". "No hay nada raro, el gestor dijo que no hubo ninguna extorsión", incidió. En el mismo equipo de letrados también estaba José Luis Gutiérrez Aranguren, quien antes de iniciar los interrogatorios dijo no encontrar rastro de extorsión.

Una jornada maratoniana en los juzgados

 El juzgado de Cangas  pocas veces  vivió una jornada como la de este jueves. La llegada de los siete detenidos en la operación Vida obligó a suspendes todos los juicios y actuaciones en las dependencias judiciales, una medida que tenia más que ver con la necesidad de acotar un espacio e impedir que se produjeran posibles altercados. Para ello, la Guardia Civil desplegó un importante dispositivo de seguridad desde primeras horas e la mañana en el que se cortaron accesos, se crearon cordones de seguridad y se impidió la entrada de cualquier persona ajena a los juzgados.  En las inmediaciones de las dependencias judiciales, un grupo de medio centenar de familiares y allegados esperaron durante casi catorce horas la salida de los detenidos. Junto a ellos,  las cámaras de televisión seguían lo que sucedía en el exterior ante la falta de noticias procedentes del interior. Poco después de las diez de la noche, doce horas después de que comenzaran las declaraciones en una jornada maratoniana, pasaba la última arrestada.

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