Juzgan por intento de asesinato a una pontevedresa que arrojó una botella por la ventana a su vecino

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha señalado para este martes el juicio por asesinato en grado de tentativa contra una mujer vecina de esta ciudad que arrojó una botella por la ventana que golpeó a su vecino, un anciano de 82 años con el que tenía mala relación..


En el escrito de acusación se hace constar que la mujer padece 'un trastorno de ideas delirantes' que guarda relación directa con el motivo de la agresión y que 'altera totalmente la percepción de la realidad', de modo que el fiscal pide que se la condene por un intento de asesinato, pero no su ingreso en prisión. Así, considera que la conducta de la acusada se debe a su concepción anómala de la realidad e indica que a la hora de condenarla hay que tener en cuenta la circunstancia eximente de alteración psíquica.

Igualmente, la Fiscalía solicita al tribunal que condene a la acusada a diez años de alejamiento en los que no pueda aproximarse a la víctima ni comunicarse con él y también que siga un control médico periódico. Pese a no solicitar prisión para ella, sí quiere que se le condene a indemnizar a su vecino y supuesta víctima con 23.347,67 euros, 7.841,76 de ellos por las secuelas que le han quedado.

Los hechos ocurrieron sobre las 9.15 horas del 3 de enero de 2012, cuando la acusada estaba en su casa, un segundo piso de la calle Herreros, y en el exterior del edificio, sobre la acera, se encontraba su vecino J.B.A, que por aquel entonces tenía 82 años. Según sostiene el fiscal, la mujer tenía con este vecino 'serias diferencias por las relaciones de vecindad'.

La mujer, supuestamente, cogió una botella de cristal de un litro de agua y la arrojó verticalmente sobre la cabeza de su vecino. Lo hizo 'con pleno conocimiento de que por la altura desde donde se arrojaba la botella y por el peso y material de la misma podía causar la muerte del vecino'.

El anciano sufrió un traumatismo craneal moderado, fractura temporal derecha, hematomas, hemorragias, contusiones y parálisis facial. Todas estas lesiones tardaron en curar 399 días, de los que 25 estuvo ingresado y 45 imposibilitado para sus ocupaciones habituales. Como consecuencia del botellazo, al hombre le han quedado como secuelas pérdidas auditivas en ambos oídos.

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