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La A-52, sin entrada ni salida

Baches en la subida de A Canda, y el carril cortado entre Padornelo y A Canda.
photo_camera Baches en la subida de A Canda, y el carril cortado entre Padornelo y A Canda.

La A-52, puerta de entrada a Galicia desde la Meseta, no es una buena carta de presentación, con baches ponen en peligro la seguridad de los conductores. Al llegar a Vigo incluso es peor al convertirse en la A-55

 

La Autovía Rías Baixas A-52 tiene un doble problema, uno en su entrada en Galicia y el otro en su final. El principio, el paso desde la Meseta hasta Ourense, se encuentra en pésimas condiciones, con una falta visible de conservación. En cuanto a sus últimos kilómetros, decir que sencillamente no existe: la A-52 fue planeada como una autovía de última generación de Benavente a Vigo pero el Gobierno de entonces, a mediados de los noventa, decidió que llegaba con la carretera nacional desdoblada como tramo final desde Porriño, que más tarde sería designada como A-55, denominación que conserva. 

La solución para los 12 últimos kilómetros la planteó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al anunciar que se terminaría la A-52 desde Porriño hasta la avenida de Madrid con un túnel bajo Puxeiros y una variante por Beade y Bembrive, con una inversión estimada en 330 millones de euros, con una partida incluida en el Plan de Inversiones en Carreteras, que plantea una fórmula singular: financiación privada para una actuación pública mediante el pago de un canon por parte del Estado  durante 20 años, un sistema similar al empleado en el hospital Álvaro Cunqueiro. De esta forma, la A-52 estaría terminada, aunque 30 años después de su finalización. Sin embargo, el Concello de Mos, y también el grupo parlamentario de En Marea, han reclamado a Fomento que opte por otra vía: convertir la AP-9 entre Vigo y Porriño, con un uso mínimo, en autovía gratuita, rescatando la concesión a Audasa y descartando así la nueva autovía. 

El gobierno vigués no se opone a terminar la A-52 pero también apoya que la AP-9 entre Puxeiros y Porriño se utilice como autovía a partir de ahora, al menos hasta que esté terminada la obra, lo que no pasará antes de cinco o seis años, probablemente más. Evitaría al menos circular por la A-55, que como tramo final de la A-52 ha demostrado sobradamente su peligrosidad: lleva tres años consecutivos siendo la carretera de la red estatal con mayor número de accidentes en uno de sus tramos, y en progresión. En 2016 se contabilizaron 244 accidentes, y en 2017 subieron a 277. En los dos primeros meses de 2018 se registraron 76, incrementándose el ritmo de accidentalidad coincidiendo con las obras a medias en la A-55.


Y la entrada


Si en la salida la A-52 es hoy la A-55, la  entrada a Galicia a través de la provincia de Ourense se parece más a una carrera de obstáculos que a un acceso digno de mostrar a los que nos visitan. Lleva tiempo así, a la espera de que el Ministerio de Fomento pase a la acción y decide darle un lavado de imagen. La A-52 no está en sus mejores condiciones y en el tramo de entrada en Galicia la situación ha llegado a límites como los que se pueden apreciar en las imágenes, lo que ha llevado al Fomento a decidir cortar un tramo de carretera entre los túneles del Padornelo y A Canda, debido a que los baches ponían en peligro la integridad de vehículos que circulan por el carril derecho de la calzada.

En general, hay una vida antes y después de Benavente. Los conductores no tardan en darse cuenta de que han cambiado la A-6  (Madrid-A Coruña) por la A-52  gracias a los botes provocados por unas "fochancas" que se hacen más frecuentes a medida que esta carretera se acerca a la provincia de Ourense. Tal vez es una forma de  acostumbrar a los visitantes, poco a poco, a base de zigzags, a lo que les espera más allá de A Canda, en una provincia que sigue esperando infraestructuras del siglo XXI como agua de mayo. 

En Semana Santa no fueron pocos los que se sorprendieron al encontrarse con un carril cerrado en su vuelta a la tierra prometida.  Diversas máquinas apostadas en las inmediaciones invitan a pensar que entra en las previsiones iniciar la reparación de un firme que no parece la mejor carta de presentación. El tramo concreto cerrado está comprendido entre la entrada al túnel de Padornelo y poco antes de la llegada al de A Canda.  En la Dirección General de Tráfico, debido a que no es su competencia, se limitaron a "avisar de la incidencia  en los paneles de mensaje variable".

 La situación de este vial no es un problema puntual en ese tramo. El tránsito desde Benavente hasta que se produce la entrada en Galicia es un calvario de más de más de 100 kilómetros. Y lo comprueba cualquiera que utilice habitualmente dicho recorrido. Recientemente, otra de las vías importantes que conectan la ciudad, la N-540 con Lugo, recibió noticias positivas, ya que allí sí se acometerá la reparación de baches. 
Lo cierto es que la A-52 acumula años de desgaste con tramos en verdadero mal estado similares a pista de obstáculos. Es sangrante en el tramo final de Zamora, entre Padornelo y A Canda. A las dificultades de tráfico por las intensas nevadas en el invierno, se une otra piedra en el camino más que pone el Ministerio de Fomento, para dejar un acceso tercermundista en pleno siglo XXI. 

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