REPORTAJE

“Mañana nadie hablará de A Mariña"

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photo_camera Votación en el pabellón del IES Perdouro y Monte Castelo con fuertes medidas higiénicas (SUSO ARJOMIL)
"Feijóo a maioría vaina ter xusta, vaille custar máis do que se pensa", comentan unos mozos caboverdianos al salir de votar en Burela que, a pesar del rebrote de covid-19, registró una buena participación. 

A Mariña queda cerca del cielo paisajístico pero muy lejos de todo. Y más si la A-8 está cerrada por la niebla entre los kilómetros 552 y 536 como sucedió ayer por la mañana. Desde A Coruña hasta Burela, pujante y mestizo municipio cerrado por el rebrote de covid-19 que contabilizó el viernes 137 casos positivos de los 185 en la comarca de A Mariña, hay 156 kilómetros. Lugo queda a 105 kilómetros, Oviedo a 200. La paciencia para llegar hasta una costa labrada a cuchillo siempre merece la pena, incluso con niebla. 

Al mediodía ya hay bañistas en Areoura, playa que pertenece al Concello de Foz, pero en la que se refrescan los vecinos de Burela y en la que se forma una ola muy apreciada por los surfistas. En la entrada no hay controles y eso que se trata del único municipio que la Xunta ha cerrado porque concentra el 80% de casos positivos. El alcalde de Burela, el socialista Alfredo Llano, insiste a primera hora de la mañana en que se tendría que haber activado un sistema para que los positivos de covid-19 puedan ejercer su derecho al voto, pero tanto en Galicia como en el País Vasco se les ha prohibido para preservar la salud. Además de los diagnosticados por PCR, otras 300 personas guardaban cuarentena en Burela y unas 800 en la comarca. 

Ante estas premisas, podría aventurarse que la abstención se impondría en una jornada electoral atípica y con el sol luciendo con ganas. Al girar la calle principal en la subida que conduce al Hospital da Costa y a los institutos Perdouro y Monte Celo, el pronóstico queda inmediatamente deshinchado como les sucederá a muchas encuestas. En la puerta del pabellón deportivo hay un rosario de coches aparcados. "Miedo no tenemos, con mascarilla y la desinfección de manos no hay problema", comenta una pareja de ancianos que abandonan el recinto. "Estamos fastidiados con la sanidad, en lo laboral y en lo social, pero Feijóo nos va a arreglar todo", añade el hombre. Lo dice con una circunspección que impide descifrar si está hablando en serio o tirando de retranca. "No molestes al reportero", le reprocha la mujer mientras tira de la manga para continuar el camino. 

En una encuesta a pie de urna, Feijóo tendría dos votos. Al instante pasan cinco mozos y una moza caboverdianos, colonia que lleva muchos años instalada en un municipio pesquero de casi 10.000 habitantes, con mil extranjeros en el censo y una media de edad de 35 años. "Feijóo a maioría vaina ter xusta, vaille custar máis do que se pensa", apunta uno de ellos. Como el chaval acierte, Tezanos tendría sustituto, porque hasta el CIS pronosticó una mayoría aplastante del candidato del PP. 

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Limpieza de manos antes de entrar en el pabellón (SUSO ARJOMIL). 

Buena participación

En la entrada del pabellón facilitan gel hidroalcohólico. Todo el mundo lleva mascarilla o casi, porque después una mujer comentará en la salida: "Que bien que así me han dado la mascarilla que no me facilitan para el hospital". Otra pareja se alegra al ver a la gente votando: "Así me gusta, que el pueblo colabore".

Los interventores del PSOE rezuman optimismo a pesar de que la encuestas no soplan de popa. "Con una participación así, Feijóo pierde la Xunta". Santiago García es como una central de datos, ya que le recita a su compañera Noelia Ben, edil de Medio Ambiente, las estadísticas de los últimos procesos electorales. Ellos supervisan la votación desde la línea del campo de fútbol sala. "Es por seguridad para evitar aglomeraciones, algunos interventores del PP se han metido por el medio, pero allá ellos", apunta García. 

Los responsables de las mesas también van pertrechados con pantallas protectoras y en ningún momento se percibe sensación de riesgo. Sobre las dos de la tarde, la participación se ha incrementado un 2% en Burela respecto a 2016. Los compañeros de las televisiones se preparan para las conexiones en directo. "Hoy estamos en todos los medios pero mañana, cuando pasen las elecciones, nadie hablará de Burela ni de A Mariña", reflexiona el apoderado. Gane quien gane, el brote de covid-19 y la amenaza de cierre de Alcoa seguirán ahí.

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Bañistas en la playa de Areoura, al lado de Burela (SUSO ARJOMIL)

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