El alcalde respaldó la convocatoria para pedir ‘una moratoria’, al considerar ‘excesiva’ la sentencia del TSXG

Más de 3.500 personas se manifiestan en Rianxo para evitar el cierre de una cantería ubicada en suelo rústico

Más de 3.500 personas, según la Policía Local, se concentraron hoy en Rianxo para manifestar su desacuerdo con la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que obliga a derribar el taller de cantería 'Ramos' por estar ubicado en suelo rústico.
El taller, sobre el que pesa una orden de cierre y un intento de precinto que fue evitado por los vecinos de Rianxo, ‘sigue trabajando porque la gente quiere trabajar’, tal y como relató su propietario, José Ramos. ‘No es que desafíe a la Justicia, siempre acaté las normas, pero estoy intentando trabajar y defender el pan de 16 familias’, reclamó.

El alcalde de este municipio, el socialista Pedro Piñeiro, también se unió a la manifestación para pedir ‘que se busque una solución a este problema’. ‘La sentencia es excesiva, deberían concederle una moratoria’, lamentó en declaraciones a Europa Press. Así, aunque ofreció ‘todo el apoyo moral’ a José Ramos, consideró que ‘hay que respetar y acatar la ley’. ‘Aunque no se comparta’, matizó.

Por su parte, José Ramos ‘sólo’ pidió ‘sentido común’ para que se busque una alternativa al derrumbamiento. ‘La Administración saca leyes pero no da soluciones, lo que perjudica a las pequeñas empresas’, criticó, a la vez que consideró ‘triste’ que se les dé ‘ese premio’.

LICENCIA.


Pedro Piñeiro explicó que la primera licencia del taller de cantería Ramos fue concedida con arreglo a la ley de 1997 y conseguida por el artículo 77.2, que esgrimía como condición para situar la empresa en suelo rústico que su actividad ‘esté unida al medio en el que se asienta’.

Así, los técnicos municipales detallaron en un informe ‘favorable’ que la empresa se destinaría a la explotación de la piedra, por lo que finalmente la licencia fue conseguida en el año 2000.

Ante la observación de que la actividad de 'Ramos' es la de un aserradero en lugar de la de una cantería, Piñeiro aclaró que ‘ambas actividades están unidas y no importa el orden en el que se desarrollen’.

TALLER DE CANTERIA.


Por su parte, José Ramos declaró estar pasando ‘un momento muy malo’ ante el cierre de su empresa, heredada de su padre y levantada ‘con mucho esfuerzo’.

Además, manifestó que la empresa estuvo anteriormente en otra ubicación, en suelo urbano, de la que tuvo que trasladarse puesto que ‘molestaba a los vecinos’. Ahora, lamentó que tendría que volver a trasladarla o enfrentarse a su derribo, puesto que está situada en suelo rústico.

‘Un funcionario viene y me dice que me traslade, pero lo nuestro no es un circo, tiene muchos gastos e inversiones’, recalcó. ‘Todo cuanto tengo, está invertido ahí’, sentenció José Ramos.

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