El Museo de Lugo deberá devolver algunas de sus mejores obras

El Tribunal Supremo ratificó una sentencia de un juzgado de Lugo, que ya había sido refrendada por la Audiencia lucense, que obliga a la Diputación, entidad gestora del Museo Provincial, a devolver a los herederos de Álvaro Gil las obras que este benefactor había dejado en depósito, y entre las que figuran algunas de las piezas más emblemáticas de la institución.
Entre 1955 y 1980, Álvaro Gil y su viuda, Antonia Arias, formalizaron la cesión al Museo Provincial de Lugo, en calidad de depósito, de una amplia obra pictórica, con destacadas creaciones de pintores catalanes y gallegos, así como de una colección de orfebrería con una treintena de piezas de incalculable valor y notable interés histórico y artístico.

Entre esas obras se encuentran algunas de las piezas más emblemáticas del propio Museo, como son el Torques de Burela o el Carnero Alado, que con el paso de los años se han convertido en un auténtico símbolo de identidad de la institución. Fue en el año 2000 cuando los herederos de Álvaro Gil dieron por extinguido el depósito de esas obras y requirieron a la Diputación de Lugo la devolución de las piezas en un plazo de 30 días. Ahora, para conservar ese patrimonio en el Museo, la Diputación está obligada a buscar un acuerdo con la familia de su antiguo benefactor.

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