Narcotraficante arrepentido clave en la Operación Nécora denuncia abandono

Manuel Fernández Padín, uno de los narcotraficantes arrepentidos cuya colaboración resultó decisiva para condenar al cabecilla del clan de los Charlines, Manuel Charlín Gama, en el marco de la Operación Nécora, denuncia la situación de 'abandono' e indefensión en que dice estar.

Hace un año, el Gobierno le retiró a él y al otro narcotraficante arrepentido que colaboró con la Unidad Central de Estupefacientes de la Policía en la Operación Nécora, Ricardo Portabales, la protección con escolta y la paga que venían recibiendo, y les obligó a abandonar el piso donde residían, señaló.

En declaraciones a los medios, el confidente, natural de Vilanova de Arousa, sometido recientemente a un trasplante de hígado, ha recordado que en Estados Unidos a los arrepentidos el Gobierno les facilita una nueva identidad, un trabajo y los envían a otra zona de residencia.

Padín admite que la retirada de la protección no le ha sorprendido porque un comisario de la policía se lo había advertido.

Afirma que entró en el mundo del narcotráfico 'por desesperación' pero que 'cargó' con su 'responsabilidad' y se puso 'al lado de la Justicia', algo de lo que dice sentirse 'orgulloso'.

Por lo demás, el narco arrepentido aplaude la decisión del Ayuntamiento de Vilanova de adquirir en subasta pública el Pazo de Vista Real, uno de los símbolos del narcotráfico gallego, porque 'esos bienes tienen que revertir en el pueblo', asevera.

Manuel Fernández Padín formaba parte del clan de los Charlines y se encargaba de repartos de droga que le encargaba Melchor, uno de los hijos del patriarca, Manuel Charlín Gama, a cuya detención y procesamiento por el alijo de cocaína introducido a través de las costas de Muxía colaboró de manera decisiva.

Ricardo Portabales, por su parte, delató a otros detenidos en la Operación Nécora.

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