GALICIA

"Ni una bolsa de gusanitos puedo comprarles a mis hijos"

La pareja se encuentra en una situación límite sin apoyo ni ayuda de las Administraciones.
photo_camera La pareja se encuentra en una situación límite sin apoyo ni ayuda de las Administraciones.

La falta de recursos lleva a una pareja viguesa a vivir en un galpón y a dejar a sus hijos en una institución. 

Ana y José (nombres ficticios) conocen muy bien el infierno. Hace once meses que cayeron en la espiral de la pobreza severa y no encuentran alternativas para salir del lugar en el que se encuentran. Todo comenzó cuando él perdió su trabajo y deciden trasladarse a Vigo. Pese a todos los esfuerzos, no encuentran ninguna salida laboral y las prestaciones por desempleo están casi llegando a su fin, con el problema añadido de que a los dos hijos que ya tenían –de tres y un año en aquel momento- nacía un tercero. Uno de ellos tuvo que ser acogido por un familiar y los más pequeños entran en un centro de menores de la Xunta. “Es lo más terrible que te puede suceder. Lo único que quiero es estar con mis hijos. Cuando voy por la calle y veo a algún niño, se me cae el alma a los pies” confiesa con un nudo en la garganta Ana. 

En estos momentos, la pareja vive en un galpón cedido por su propietario, donde intentan organizar su vida rota en mil pedazos. Allí no cuentan ni con cuarto de baño, ni cocina ni agua corriente. Durante tres meses el Ayuntamiento les pagó una habitación de 150 euros, tras lo cual quedaron literalmente en la calle. Pasan la mayor parte del día buscando una solución y yendo de administración a administración para gestionar alguna ayuda. El resultado es que han pasado once meses desde que iniciaron el proceso y "cada vez estamos peor. Las fuerzas tienen un límite y nuestra situación ha superado todo lo imaginable", asegura con un nudo en la garganta. El mismo que se le pone cuando "vamos a visitar a nuestros hijos a la institución en la que están y no podemos comprarles ni una bolsa de gusanitos".  

Los dos pasan la mayor parte del tiempo "pidiendo para poder ir los sábados a ver a nuestros hijos y colocando carteles para intentar encontrar algún trabajo que nos permita salir de esta situación", pero pese a que ninguno de los dos supera los cuarenta y que ambos tienen experiencia en varios  campos (él trabajó de camarero, cantero y transportista y ella en la limpieza y tiene formación en el cuidado de personas mayores) "no hemos tenido suerte". 

Por el momento, la escasa ayuda que reciben ha llegado desde AFAN, donde les han proporcionado comida y del colectivo Osninguéns, que mañana lunes presentarán un escrito en el registro del Ayuntamiento denunciando "las graves consecuencias humanitarias creadas por las carencias en la gestión política, presupuestaria y de personal en las urgencias sociales". Añaden que "es inmoral que las administraciones no ofrezcan aquí y ahora una vivienda social o una alternativa habitacional a esta familia y gestione con criterios de urgencia en los mínimos plazos posibles".

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