Colaboradores y expertos consideran que cierra un ciclo en los trabajos de Eisenman

La obra más ambiciosa de un teórico

Panorámica de las obras de la Cidade da Cultura tomada en noviembre de 2007. (Foto: Archivo)
A Peter Eisenman no le gusta reciclar. Sólo proyecta ideas nuevas y la Cidade da Cultura es su mayor ambición arquitectónica. El dibujante contemporáneo más teórico asume su condición de constructor para acercar la arquitectura a quien le quiera da uso. Sus más estrechos colaboradores en el complejo del Gaiás y los expertos en la materia consideran que la Cidade da Cultura es una obra que cierra un ciclo, un proyecto en el que el maestro neoyorquino llega a límites hasta ahora inexplorados en su larga trayectoria. La cumbre del monte se cubre de grúas, vigas, columnas y arcos que evidencian un proceso largo y complejo.
‘Es, sin ninguna duda, la obra más importante de Peter Eisenman, que atesora una dilatada carrera como arquitecto y destacado teórico de la materia’, afirma Andres Perea, el arquitecto madrileño elegido por Eisenman para ser coordinador general y supervisor del proyecto de la Ciudad de la Cultura, que no tiene ninguna duda cuando se dispone a definir el complejo que se levanta en la cima del monte Gaiás, a un costado de Compostela. ‘Es una obra que cierra un ciclo -explica- y abre otro, un proyecto en el que Eisenman supera su lado más teórico y cartesiano para conseguir trazar líneas impensables en otras fases de su carrera. Lo consigue, en buena medida, gracias al uso de nuevas tecnologías’.

‘No me atrevo a decir que esta obra cierre un ciclo, pero sí que es la más importante de Peter Eisenman. Supone la culminación de una vida profesional, que está próxima a su final’, explica Benito Caramés, director de la oficina técnica de la Cidade da Cultura. ‘Es un arquitecto -define a Eisenman- que ha dedicado mucho tiempo y energía a la elaboración de teorías específicas, que siempre han acompañado y protegidos sus proyectos’. Alguien tan involucrado en las teorías arquitectónicas, logra que de las laderas del Gaiás surjan sorprendentes formas geométricas en las que no se detectan ángulos rectos ni encuentran superficies auténticamente horizontales o verticales. Para Felipe Peña, arquitecto y profesor en la Escuela de la Universidad de A Coruña, estamos ante un epílogo: ‘Es el final de una época, un proyecto en el que Eisenman logra plasmar todos sus dibujos e líneas teóricas’.

La obra tiene una funcionalidad y está llamada a convertirse en un símbolo. La Cidade da Cultura y la Catedral de Santiago son dos piezas que encajan, se repiten y reflejan en un juego de simetrías buscadas y meditadas. El complejo ideado por el arquitecto de Newark bajo el molde de una concha que dialoga con el casco histórico compostelano. ‘Hay un deseo de escala urbana y eso genera un incertidumbre. La Cidade da Cultura es arquitectura, pero también urbanismo. El visitante puede transitar por este pequeño pueblo y recorrer las callejuelas habilitadas por Peter Eisenman, igual que si estuviese recorriendo la zona vieja de la capital gallega’, explica Andrés Perea. ‘Las sendas labradas en la Cidade da Cultura permiten disfrutar de una sensación semejante a la que tenemos cuando nos adentramos en el casco histórico: no es necesario entrar en ningún edificio, basta con recorrer las calles’, añade Felipe Peña. ‘Los méritos de Eisenman son muchos y variados, pero uno de los mayores está en la raíz del proyecto. Es capaz de reconstruir la cima del monte Gaiás, generar una nueva topografía y trazar una geometría diferente’, concluye.

Las arquitecturas necesitan de contenidos para existir y, en el caso de la Cidade da Cultura, el proceso de ha dilatado por razones políticas. Los diferentes gobiernos autonómicos han redefinido los usos y la crisis económica ralentiza la construcción de los últimos edificios. El conselleiro de Cultura se ha comprometido a finalizar la obra tal como está concebida, pero no se atreve a fijar plazos. ‘Las redefiniciones serán mínimas, según los responsables de la Xunta. Las modificaciones que puedan introducir los promotores no deberían alterar un proyecto como éste’, advierte Benito Caramés, director de la oficina técnica de la Cidade da Cultura. ‘Los usos -añade- no son estrictos y pueden variar en el tiempo, sin cambiar el espíritu del proyecto’.

La relación del promotor y el arquitecto siempre está sometida a tensiones, que en muchos casos enriquecen y benefician el proceso. Este proyecto, sometido a un estricto control por parte de la opinión pública y castigado por los vaivenes políticos, ha tenido que superar varios momentos delicados.

Proyecto mejorado

‘En momentos de redefinición y cambios, el equipo de Eisenman siempre lo ha mejorado, las decisiones han sido maduradas y muy meditadas’, explica Andrés Perea, arquitecto coordinador general de la Cidade da Cultura. Según Perea, ‘han conseguido que esta sea una obra de referencia desde el punto de vista tecnológico y esto es un logro conjunto, del que también son responsables las diferentes empresas gallegas que han participado en el proceso constructivo’.

Esa flexibilidad del arquitecto es lo que Eisenman denomina ‘indefinición buscada’, algo imprescindible en un proyecto tan sofisticado como el del Gaiás. ‘Los edificios públicos tienen que disponer de una holgura suficiente para poder reaccionar, el margen de maniobra ha de ser mayor’, expone Felipe Peña, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de A Coruña. ‘No es ningún disparate que la Biblioteca pueda ser sede de una exposición o que se celebre algún concierto en este espacio’, concluye.

La ciudad abrirá sus puertas al público el próximo año

En un rincon privilegiado que ya ha recibido más de 15.000 visitantes, pero el acceso al Gaiás no es libre. La Fundación Cidade da Cultura organiza visitas en grupo y otras reducidas para profesionales o expertos en arquitectura o industrias culturales. El complejo crece para traer a Galicia a todos los que confían en los símbolos y para que Santiago siga en el mapa de las creencias. La Xunta se compromete a abrir las puertas de los edificios finalizados (Archivo, Biblioteca y Archivos Centrales) cuando finalicen las obras de urbanización y estén garantizados unos accesos seguros.

Los que conocen el complejo insisten en la necesidad de que la gente acceda a la cumbre del Gaiás para tener información de primera mano. ‘Ahora podemos ver edificios finalizados y otros en construcción, lo que ofrece una perspectiva real de las cosas. Es interesante que los ciudadanos puedan venir a verlo poruqe la opinión cambia cuando conocen sobre el terreno lo que es la Cidade da Cultura’, explica Benito Caramés, director de la oficina técnica del proyecto.

‘Uno de los retos actuales es que el complejo se use lo antes posible. Hemos dispuesto la logística necesaria para que el acceso ciudadano se produzca mientras continúan las obras en edificios inacabados y se ha diseñado un paso elevado para que vean como evolucionan las obras’, apunta Andrés Perea, arquitecto coordinador general.

‘Todos los proyectos de la historia de la arquitectura están inacabados -sentencia Felipe Peña-. No hace falta esperar a que se corte una cinta, la Cidade da Cultura ya puede verse en cuanto se adopten las medidas de seguridad necesarias’.


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