La escoba

De la pegada a la plegaria

Tres monjas en la Quintana de Santiago, donde hizo el acto Vox. (Foto: Suso Arjomil)
photo_camera Tres monjas en la Quintana de Santiago, donde hizo el acto Vox. (Foto: Suso Arjomil)
La simbólica inauguración de la campaña electoral no arrastra gente como antes y provoca más indiferencia que entusiasmo

Los futboleros impenitentes suelen ordenar sus recuerdos según los grandes acontecimientos del balón. La mayoría no duda en poner año a cada Mundial o Eurocopa mientras las pasa canutas para recordar la fecha de la boda o el nacimiento de los churumbeles. A los políticos de cantera les sucedía algo parecido con las elecciones, aunque el empacho por la concatenación de procesos desde que Mariano Rajoy prefirió tras el 20 de noviembre de 2015 la repetición electoral a buscar apoyos parlamentarios por el "no es no" de Pedro Sánchez genera una confusión comprensible. 

Para un periodista cubrir una campaña desde la caravana electoral generaba una emoción similar a ejercer de enviado especial en un Mundial de fútbol, pero por mucho que te guste el caldo, la monotonía se instala en el paladar a las tres tazas. Tirando del paralelismo, con la campaña sobre campaña de los últimos 12 meses –dos generales, europeas, municipales y ahora autonómicas– resulta más difícil encontrar enfoques novedosos para rellenar el folio con temas que susciten el interés del lector. 

"¿Otra vez en campaña? Ya sólo te falta pasar la escoba", rezongó hace unos días un colega que estaba reclutando personal para recuperar la pachanga de fútbol en la nueva normalidad ante la imposibilidad de estar en la convocatoria, aunque sin pretenderlo centró el título y el tema de la serie. En vez de asistir a la repetición del argumentario de las formaciones políticas en cada mitin, se trata de  pasar la escoba al día siguiente por los distintos actos para saber qué  piensa y dice la peña donde se han propinado los discursos.

Si las campañas ya se disputaban con más entusiasmo en los teléfonos móviles que en los pabellones de deportes para enchufar a los simpatizantes, la pandemia de covid-19 puede acabar fulminando el modelo de cuerpo a cuerpo y casa por casa. El presidente de la Xunta y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, arrancó en el Palexco de A Coruña para intentar revalidar su cuarta mayoría absoluta ante un número reducido de militantes por las restricciones de aforo. Lo pudo haber hecho desde el salón desde su casa en pantuflas porque en los bares de la plaza 8 de marzo de  Santiago, epicentro político y tradicional lugar de la pegada, ni se enteraron que unas horas antes lo había hecho Pancho Casal, candidato de Marea Galeguista. "No debió de haber mucha gente porque no se comentó nada. Yo, al menos no sabía que habían venido por aquí a hacer campaña", comentó una camarera. Y eso que en la conexión en directo de la TVG apareció tras Feijóo al considerar la cadena pública que Marea Galeguista es la heredera de la fulminada En Marea. Antón Gómez-Reino, candidato de Galicia en Común-Anova Mareas, apareció después del BNG en la conexión y eso que se presupone que contará con bastantes más apoyos que Marea Galeguista, a la que ninguna encuesta concede opciones de colarse en el Parlamento gallego. 

Al mediodía en Santiago no queda rastro de la pegada y eso que PSdeG-PSOE, BNG y Vox situaron en la capital administrativa sus actos. Con la fórmula de los paneles portátiles el servicio de limpieza ahorra trabajo. "El parque de Fonseca es este, pero no creo que el PSOE haya hecho aquí la pegada", zanja un padre que pasea con el cativo. La opinión errónea es ratificada por otro paseante mientras busca una pista de lo sucedido horas atrás. El cartel de Gonzalo Caballero, candidato socialista no se ve hasta llegar a la zona de San Lázaro, aunque no quiere decir que no los haya en otras partes de la ciudad.  

Vox y BNG al lado

Si es por la presencia de cartelería en las calles del centro de Santiago, la nacionalista Ana Pontón sería presidenta de la Xunta, pero una cosa es la disciplina de la militancia y otra el recuento de votos. El BNG eligió la plaza de las Platerías para  inaugurar una campaña en la que las encuestas anuncian que incluso puede ser la segunda fuerza más votada. "Eu nunca votei nacionalista, pero gústame Ana Pontón. A ver se temos unha muller presidenta, aínda que con Feijóo teno difícil", dice un camarero en la Quintana. En la terraza a estas horas no hay nadie y espanta el aburrimiento comentando el acto que delante de su negocio protagonizó Jorge Buxadé, vicepresidente Vox: "Trouxeron o camión pero había máis xente berrándolle 'non pasarán' dos que estaban no acto. Quixeron utilizar o palquiño da actuación de jazz e dixéronlle que nin de coña. Aquí non teñen nada que facer, a dereita tena copada Feijóo". En ese momento tres monjas se disponían a subir la escalinata desde la que cantaban a Vox "non pasarán". Ayer tocó pegada, ahora la plegaria del voto.

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