El submarinista que se salvó se ató a los cadáveres para no morir

Un submarinista que sobrevivió tras permanecer siete horas en el mar, después de la muerte de sus dos compañeros al sufrir un accidente la embarcación en la que se encontraban en la ría coruñesa de Noia, afirmó que se ató a los cadáveres para evitar morir de frío.
Así lo indicó ayer un trabajador de la Cofradía de pescadores que participó en las tareas de búsqueda de los tres, que desaparecieron tras salir a practicar pesca submarina la tarde del sábado, y que fueron localizados la madrugada del domingo, dos de ellos muertos, debido a la rotura del cable de la hélice que desestabilizó la embarcación y les destrozó la cabeza.

El único superviviente, José Manuel Pérez Míguez, relató tras su rescate, que se ató a los cadáveres de sus amigos para que no lo arrastrara la corriente y que se apoyó en ellos para evitar morir de hipotermia, ya que tenía desnudo el torso. Los equipos de salvamento localizaron hacia las 03,30 horas del domingo al superviviente agarrado a la embarcación volcada con los dos cadáveres de los otros dos tripulantes.

Las dos víctimas son Juan Torres Parada y Benigno Torres González, ambos primos, de 26 años, que solían habitualmente practicar pesca submarina en la embarcación.

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