Conchita Wurst, el triunfo de la tolerancia en Eurovision

Conchita Wurst, la cantante austríaca ganadora del Festival de Eurovisión, dedicó ayer su triunfo a quienes creen "en un futuro sin discriminación" y advirtió de que es también un mensaje a algunos políticos, como el presidente ruso Vladimir Putin. "Lo de ayer -por el sábado- no fue solo un triunfo para mí sino para la gente que cree en un futuro que funciona sin discriminación y basado en la tolerancia y el respeto", dijo Wurst en una concurrida rueda de prensa tras su regreso a Viena.

Wurst conquistó Eurovisión con una buena voz, un tema pegadizo y una estética provocadora: una llamativa barba que contrasta con su cuidado maquillaje y sus ajustados vestidos de noche.

La artista, "alter ego" del cantante Tom Neuwirth, fue recibida en el aeropuerto de Viena por varios miles de seguidores que no cesaban de corear el "Rise like a Phoenix", la canción con la que conquistó el segundo triunfo de Austria en Eurovisión, tras el logrado en 1966.

Con el trofeo en la mano y repartiendo sonrisas y saludos, Wurst fue acosada por una nube de periodistas que querían captar su triunfal regreso a Austria. Conchita afirmó ante los medios que su victoria es un mensaje a "algunos políticos", entre los que señaló a Putin, aunque insistió en que no se trata de abrir un debate de derechos humanos entre Europa y Rusia. "La tolerancia no tiene fronteras. También en Rusia hay lugares donde soy muy bien bienvenida", dijo Wurst, que recordó que su actuación recibió de ese país cinco puntos, lo que muestra que "no todo el mundo en ese país tiene las mismas opiniones" sobre la homosexualidad.



Regreso al ¨top 10"

España olvidó el mal trago del año pasado en Malmö (Suecia), cuando "El sueño de Morfeo" acabó penúltimo, y obtuvo una meritoria décima plaza en Copenhague, como hizo en 2004 y en 2012.

El décimo puesto premia una actuación notable de la cantante española, que solventó los problemas con el vestuario y convenció con una interpretación rotunda de "Dancing in the rain", la balada con la que se ganó el favor de casi la mitad de los países que participaban en la edición número 59 del concurso.

Su actuación tiene más mérito si se cuenta que países que habitualmente suelen votar a España, como Italia, Grecia y sobre todo Portugal, no le dieron un solo punto.

Sí lo hicieron 17 países, incluida Albania, que le otorgó la máxima puntuación, 12 puntos; Suiza, 10; Francia e Irlanda, 6; Rumanía, Reino Unido y Noruega, 5; Letonia, Eslovenia y Lituania, 4; y Polonia, Armenia, Estonia y Ucrania, 2.

Lorenzo se mostró muy satisfecha con su actuación y con el resultado, y aseguró que estaría encantada de volver a representar a España minutos después de la gala de Copenhague.

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