El miércoles la Casa Blanca fue testigo de una celebración muy especial, donde las primeras damas de Reino Unido y EE.UU. brillaron ante los flashes de las camaras. Con motivo de la visita a Washington del primer ministro británico, David Cameron, y su esposa Samantha, el presidente y la primera dama de EE.UU. organizaron una fiesta con 362 invitados.
Como es normal, todos los medios centraron su atención en Samantha y Michelle. Ambas de azul y muy sonrientes llenaron de glamour las estancias del 1600 de la avenida Pensilvania. Michelle lució un vestido en dos piezas de Marchesa, con escote fruncido tipo corazón' que dejaba suficiente espacio para un bonito collar turquesa de varias vueltas. La primera dama de EE.UU siempre ha abanderado una forma de vestir clásica pero funcional; no tan preppy como sus antecesoras Jackie Kennedy o Nancy Reagan.
Por su parte, Samantha Cameron, mucho más discreta, eligió también una firma inglesa para su vestido, Alessandra Rich. El vestido, de mangas a la altura de los codos, definía la cintura con un cinturón fino de cuero negro. En contraste con Michelle, Samantha dedició en esta ocasión cubrirse con un escote baby-doll', adornado por su fino lazo de encaje negro. Parecía que la tela del vestido de la señora Cameron era de encaje, pero no iba más allá de una simple ilusión.
Cualquiera podría pensar que ambas mujeres se habían puesto de acuerdo con los colores de sus vestidos. Pero en cuanto a la forma, cada cual reflejó su propia personalidad. Sus maridos, David Cameron y Barack Obama, de esmoquin oscuro, posaron junto a sus esposas a la entrada del jardín azul de la Casa Blanca, donde se celebró el banquete.
Entre los invitados habían muchos rostros conocidos, no solo de la vida política, sino también del cine y la sociedad. Entre ellos, George Cloony acompañado de John Pendergast, activista social. También la editora jefe del 'Vogue americano, Anna Wintour, fiel seguidora de Obama, y de Chanel, de donde era su vestido, en color blanco y negro. Para sorpresa, algunos de los actores de la aclamada serie Downton Abbey, Hugh Bonneville y Elizabeth McGovern.
Por su parte, Samantha Cameron, mucho más discreta, eligió también una firma inglesa para su vestido, Alessandra Rich. El vestido, de mangas a la altura de los codos, definía la cintura con un cinturón fino de cuero negro. En contraste con Michelle, Samantha dedició en esta ocasión cubrirse con un escote baby-doll', adornado por su fino lazo de encaje negro. Parecía que la tela del vestido de la señora Cameron era de encaje, pero no iba más allá de una simple ilusión.
Cualquiera podría pensar que ambas mujeres se habían puesto de acuerdo con los colores de sus vestidos. Pero en cuanto a la forma, cada cual reflejó su propia personalidad. Sus maridos, David Cameron y Barack Obama, de esmoquin oscuro, posaron junto a sus esposas a la entrada del jardín azul de la Casa Blanca, donde se celebró el banquete.
Entre los invitados habían muchos rostros conocidos, no solo de la vida política, sino también del cine y la sociedad. Entre ellos, George Cloony acompañado de John Pendergast, activista social. También la editora jefe del 'Vogue americano, Anna Wintour, fiel seguidora de Obama, y de Chanel, de donde era su vestido, en color blanco y negro. Para sorpresa, algunos de los actores de la aclamada serie Downton Abbey, Hugh Bonneville y Elizabeth McGovern.
