Jade Goody, la ex concursante británica de Gran Hermano enferma de un cáncer terminal que ha decidido vender a la prensa sus últimas semanas de vida, cumplió su deseo de bautizarse junto a sus dos hijos en la capilla del hospital.
Según su publicista, Max Clifford, Goody, de 27 años, y sus dos hijos -Bobby, de 5 años, y Freddy, de 4, recibieron el sacramento en un servicio religioso muy breve y emocionante que se celebró en el Hospital Royal Marsden, en el oeste de Londres.
La ex concursante del programa televisivo asistió a la ceremonia en una silla de ruedas, ayudada por varias enfermeras y muy pálida y frágil, explicó su representante, que subrayó que este acto será posiblemente el último de la enferma en presencia de los medios.
La estrella de la telerrealidad británica dedicó una sonrisa y un beso a la veintena de familiares y amigos que acudieron a la cita, entre quienes se encontraban el padre de sus hijos, Jeff Brazier; su marido, Jack Tweed; y su madre, Jackiey Budden.
Goody pretendía celebrar el bautizo -cuyas fotos se publicarán próximamente en la revista del corazón OK!en una iglesia, pero ese deseo no ha podido hacerse realidad debido a que los médicos la tienen fuertemente sedada.
Con la venta de su agonía a varios medios, la antigua concursante de Gran Hermano pretende recaudar tanto dinero como pueda para sus dos hijos, que saben que su madre están enferma pero ignoran que va a morir.
El pasado mes, Jade Goody vio cumplido el último gran sueño de su vida al contraer matrimonio con Jack Tweed, un joven de 21 años y actualmente en libertad vigilada por agresión a un adolescente.
La novia vendió la exclusiva de su boda por algo más de 1,1 millones de euros a la revista Ok! y la emisora de televisión Living TV.
La ex concursante del programa televisivo asistió a la ceremonia en una silla de ruedas, ayudada por varias enfermeras y muy pálida y frágil, explicó su representante, que subrayó que este acto será posiblemente el último de la enferma en presencia de los medios.
La estrella de la telerrealidad británica dedicó una sonrisa y un beso a la veintena de familiares y amigos que acudieron a la cita, entre quienes se encontraban el padre de sus hijos, Jeff Brazier; su marido, Jack Tweed; y su madre, Jackiey Budden.
Goody pretendía celebrar el bautizo -cuyas fotos se publicarán próximamente en la revista del corazón OK!en una iglesia, pero ese deseo no ha podido hacerse realidad debido a que los médicos la tienen fuertemente sedada.
Con la venta de su agonía a varios medios, la antigua concursante de Gran Hermano pretende recaudar tanto dinero como pueda para sus dos hijos, que saben que su madre están enferma pero ignoran que va a morir.
El pasado mes, Jade Goody vio cumplido el último gran sueño de su vida al contraer matrimonio con Jack Tweed, un joven de 21 años y actualmente en libertad vigilada por agresión a un adolescente.
La novia vendió la exclusiva de su boda por algo más de 1,1 millones de euros a la revista Ok! y la emisora de televisión Living TV.