Aaron Siebert, un compositor gallego en la meca del cine

Empezó a tocar el piano con siete años y a los doce compuso su primera obra. El cine estaba lejos de sus intereses, pero sus primeras composiciones tenían ya un aire cinematográfico. Aaron Siebert (Virginia, 1996) es gallego de pensamiento y sentimiento, aunque haya nacido en Virginia y actualmente viva en Nueva York. De padre norteamericano y madre viguesa, se sintió atraído por la música para cine y acabó haciendo cine también. Su primera película “Elas”, está a punto de ser estrenada. Acaba de cumplir 24 años y tiene ya tras de sí un amplio bagaje como compositor y como músico. 1. ¿Qué fue primero, el cine o la música? La música. La verdad es que del cine tenía poca percepción. Era algo que me parecía muy lejano. Empecé a tocar el piano con siete años. Entonces vivía en Nigrán y fui a estudiar, primero al conservatorio de Gondomar y luego al de Vigo. Al cabo de un tiempo me di cuenta que lo que tocaba no era lo que más me gustaba y empecé a componer. Lo hacía muy rápidamente. Tardé tres minutos y pico en componer mi primera obrita, que duraba eso, tres minutos. Y continué escribiendo y esa música, ya desde el primer momento era muy cinematográfica. Y también me di cuenta de que la música que más apreciaba era la que acababa en películas, aunque fuese música clásica. 2. El piano fue su punto de partida ¿Y después? Para mí el gran hallazgo fue la composición digital, cuando descubrí el mundo del midi, con el que, con un teclado puedes tocar cualquier instrumento de una orquesta. Eso, para un niño de catorce años era como una revelación. Me di cuenta de que, si aprendía lo suficiente, podría simular una orquesta entera sin salir de casa, sin necesidad de un gran presupuesto. Entonces, mis referencias empezaron a ser compositores que hacían música para cine que son los que mayoritariamente utilizan esa tecnología. Y así fue cómo empecé a seguir a Hans Zimmer. 3.¿Compaginó formación académica y creación musical? Sí. En materia de producción digital obtuve muchos conocimientos a través de youtube. Preguntaba a personas que hacían cosas y así aprendí. Pero seguí con mi formación, en el conservatorio profesional de Vigo, con la carrera de piano y ya en el superior estudié composición. Y empecé a buscar compositores y la música del compositor gallego Octavio Vázquez me gustaba mucho. Supe que estaba empezando un programa de composición en Estados Unidos y me fui a estudiar con él. 4. Y ahí fue cuando dio el salto a Estados Unidos, otra vez. Sí. Me fui con Octavio Vázquez para hacer un doble grado de piano y composición y lo hice en tres años, por cuestiones económicas, porque allí las matrículas son muy caras, así que hice cinco años en tres. Ya te puedes imaginar, no veía la luz del día. Y después hice un master de dos años en la Eastman School of Music, de la Universidad de Rochester, de música para cine. Y empecé a compaginar música de concierto y música para cine. 5. Y una vez allí, ¿fue en busca de Hans Zimmer? Cuando llegué, mi sueño era conocer a Hans Zimmer y trabajar para él. Entonces me planteé: “¿Cómo consigo llegar hasta él? Igual me lleva quince años”. Viniendo de Galicia, todo me parecía mucho más lejano, no sabía cómo llegar hasta él. 6. ¿Y qué pasó? Dentro de la formación se incluía un semestre de prácticas. La mayoría de los alumnos terminan destinando ese semestre a dar clases, pero yo quería hacerlas en un estudio de cine. La directora del departamento me preguntó entonces en qué estudio quería. Yo le dije que buscase ella porque no me parecía muy realista pedirle el que yo quería. “Pero, ¿cuál quieres?”, me preguntó. Y yo le dije: “En el de Hans Zimmer”. Y al día siguiente me dijo: “Les mandé tu música y me dijeron que le gustaba y tienes una entrevista allí la semana que viene”. 7. Se cumplió el sueño sin tener que esperar quince años Aquel verano, con diecinueve años, estaba trabajando en Los Ángeles, en el estudio de Hans Zimmer. Y allí empecé a poner en perspectiva mi vida desde un punto de vista más global y me di cuenta, después de ir a festivales, de ver mucho cine, de que lo que yo quería era hacer cine. Los mensajes musicales que yo desarrollaba de adolescente, al madurarme la cabeza querían expandirse más allá de la música y ver los guiones de los que sale la música. No dejar de hacer música, pero hacer la película completa. Quería ser también el autor del mensaje de la película. Me ofrecieron un contrato para seguir trabajando con ellos, pero yo tenía ya otros intereses artísticos. 8. Hace unas semanas estrenó “Memorias dun neno labrego” ¿Es muy diferente hacer música para concierto que para cine? Mi idea de la música es siempre la misma. Hacer un trabajo de calidad y lograr que conecte con el público, independientemente de su edad o su educación. Es decir, que una persona con una gran formación o cultura musical pueda apreciar los detalles, pero que llegue igualmente, le diga algo al resto. No comparto esa opinión que existe en cuestiones como la literatura o la música de que haya que tener grandes conocimientos para apreciar las grandes obras. Precisamente creo que la grandeza de una obra está en ser capaz de llegar a todo el mundo. Y con “Memorias dun neno labrego” lo que intenté fue hacer música que te sientas a escucharla y te hace sentir algo. 9. ¿Y cómo surgió la película? En la tesis de fin de master tenía que hacer la música para un proyecto de larga duración y le pedí permiso al departamento para hacerlo yo. Lo monté, lo grabé, ahora estoy en post producción y la pandemia ha hecho que todo fuese más complicado, todo a distancia, porque todos los miembros del equipo están dispersos por el mundo: el colorista está en Barcelona, el departamento de sonido en México, la editora en Valencia, el equipo aquí en Galicia y yo en Nueva York. Faltan flecos. La banda sonora la estrené en Rochester, con una orquesta sinfónica que dirigí mientras se veían unas imágenes de la película. La película la estrenaré en Galicia. 10. Se titula “Elas”, ¿no es así? ¿Cuál es su argumento? Está inspirada en la vida de mi abuela. Es la historia de una niña que va creciendo y los momentos traumáticos que sufre la van haciendo más fuerte hasta que, cuando es una anciana tiene la fuerza para enfrentarse a sus miedos. Es una metáfora de cómo aquí, en Galicia, las mujeres mayores han llevado Galicia a sus espaldas, de una forma muy paradójica. Porque cuando son tan mayores, con el cuerpo tan desgastado, de repente es en ese momento cuando las mujeres son más fuertes. Cuando su familia está desplomándose, por ejemplo en momentos de emigración, de pobreza o de muerte y arrancan una fuerza especial de su fragilidad y sacan su familia adelante.