Ara Malikian recupera su niñez robada

El violinista libanés de ascendencia armenia y nacionalidad española Ara Malikian presenta “Ara”, un trabajo discográfico que, como sus anteriores labores, tiene que ver con su propia experiencia de vida, pero, en este caso, como padre de su hijo Kairo y a propósito de la ingenuidad de la niñez en general. “Si miras a un niño entiendes casi todo lo que fuiste y hace un tiempo que no te permites ser”, esgrime el artista. “Cuando vi a mi hijo caminar por primera vez después de meses de caídas, de intentos fallidos, de golpes y vuelta a probar, entendí que un día todos fuimos esa fuerza que el tiempo hace que olvidemos”, detalla el músico sobre una experiencia familiar que extrapola a otros niños y a una situación de vulnerabilidad a la vez que de fortaleza que ejercen a veces incluso como ejemplo. Y explica: “Los niños son los seres más auténticos que te puedes encontrar; son salvajes, son la ternura en su esencia y están llenos de una verdad insultante. No tienen miedo a equivocarse, son libres y todo lo que hacen está repleto de arte”. No es casual esta sensibilidad, dado que quien se asentó en España como concertino de la Orquesta Sinfónica de Madrid, en el Teatro Real, vivió de muy chico la guerra civil libanesa y llegó a estudiar bajo la tutela de su padre oculto en un refugio antiaéreo. Y ya con 12 años dio su primer concierto importante y a los 14 el director de orquesta Hans Herbert-Jöris lo escuchó y le consiguió una beca del Gobierno alemán para cursar estudios en la Hochschule für Musik und Theater Hannover. Así, con 15 años y dejando atrás un calvario, fue el alumno más joven admitido de este centro. “Ara” se estrenó el 9 de diciembre en el Carnegie Hall de Nueva York y contará con una gira mundial que se viene posponiendo por la pandemia. “The Ara Malikian World Tour” llegará a ciudades como Nueva York, Miami, Atenas, Londres, Amsterdam, Shangai, Budapest, Estambul, Praga, Kiev o Moscú, además de recorrer el país que eligió como propio. “Esta gira es el resultado de ver crecer a mi hijo, es el resultado de mi crecimiento a su lado, es todos esos sonidos y melodías que intentan darle forma a lo que he sentido y me ha inspirado de él y de la vida a través de él. Es un encuentro con el niño que no pude ser y hubiera soñado ser. Es un homenaje a esos seres que son tan libres como un pájaro libre”, puntualiza.