Carlos Rodríguez, la épica de la emigración

Fotos: Martiño Pinal En su larga trayectoria profesional, Carlos Rodríguez (O Carballiño, 1954) tocó todos los palos del periodismo: radio, prensa, comunicación institucional… Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, se sintió atraído por la sociología y estudió esa carrera en la facultad de Ciencias Políticas de esa misma universidad. Jubilado desde hace un par de años, su actividad intelectual no se ha detenido y alterna la presidencia del Centro de Estudos Chamoso Lamas, con la preparación de su próximo libro, inspirado en la emigración de O Carballiño a Buenos Aires. Un emigrante de Avión, del final del siglo XIX, Alfonso Graña, es el protagonista de su primera novela, “El hombre blanco del río Nieva”, que está a pocos días de llegar a las librerías. ¿Qué le atrajo de la vida de Alfonso Graña para construir una novela de cuatrocientas páginas? Muchas cosas, la verdad. Pero lo primero que me llamó la atención, al conocer su historia real fue que a finales del siglo XIX, un hombre se va de los montes de Avión, que entonces era un lugar remoto y bastante aislado de Galicia, para meterse en otro mucho más remoto, en la selva amazónica, en uno de los rincones que a día de hoy es de los más alejados de la civilización. Todavía el acceso es fluvial, primero por el Amazonas y luego por el Marañón. Aquí imagino, ganó en usted la curiosidad del periodista y ese minucioso trabajo de documentarse del investigador. ¿Cómo fue la génesis? Me documenté muchísimo sobre la vida de Alfonso Graña, tanto aquí, en Galicia como su experiencia luego en la Amazonía, a la que llegó, como muchos otros, en la época de esplendor de la extracción del caucho. Pero además me documenté también sobre el entorno. Leí miles de páginas sobre antropología de los jíbaros, tanto de la Amazonía peruana como de la ecuatoriana. Así logré como un diálogo entre esa parte de aventura del hombre que deja Galicia y se adentra en esa selva tan remota y qué es lo que hace. Porque él se fue con 18 años y en toda su vida solo volvió una vez a su casa para llevarse a su hermano y ya no regresó nunca más. Hay una parte de historia real, porque son hechos que están documentados, pero yo quise escribir no una biografía, sino una novela, así que también se entremezclan elementos de ficción, con los que intento que el lector, como me pasó a mí mientras la escribía, viva esa aventura y conozca esa épica en la que Graña se fue a vivir con una tribu en la que no solo encajó perfectamente, sino que se casó con una indígena y era una persona que respetaba y era muy respetado. Incluso llegó a ser considerado un héroe. ¿Su vertiente de sociólogo le sirvió de apoyo a la hora de abordar la novela? Mucho. A mí la sociología y dentro de la sociología, la antropología, siempre me atrajo mucho. Tanto que incluso pensé en estudiar después la carrera de antropología. Pero ya me puse a trabajar y desistí. Estudiar otras culturas y su comportamiento me interesó siempre muchísimo y fue uno de los aspectos que más me llevó a escribir esta novela, a documentarme sobre Alfonso Graña y Cesáreo Mosquera que era un librero de Iquitos que transcribió las crónicas que le contaba él cuando volvía de la selva. ¿Cuándo se pone punto final a una novela? Porque usted la terminó hace años y siguió trabajando sobre ella. ¡Qué difícil es ponerle punto final a un libro. Siempre encuentras un nuevo papel, un nuevo dato, que te gustaría añadir. Yo presenté esta novela al premio Fernando Lara en 2017. Lo hice siendo consciente de que le vía bien darle un buen repaso, y pese a ello fue finalista en aquella edición. Pero luego, antes de entregarla para su edición, volví sobre ella y seguí trabajando. Hasta ahora que sí, ya está entregada definitivamente y a punto de salir. Antes de ir a estudiar a Madrid, ¿recuerda cómo era la vida en O Carballiño? Tengo entendido que era una de las villas más dinámicas de Galicia. Yo recuerdo, de niño, en verano, O Carballiño duplicaba su población. Era tal vez una de las villas más cosmopolitas, porque aquí coincidían los agüistas que venían a los balnearios durante la temporada termal, y venía gente de todas partes, especialmente de la zona de las Rías Baixas y de Vigo, y los emigrantes que regresaban a pasar las vacaciones. Era una riqueza, no solo económica, sino también cultural. Oías hablar el español con muchos acentos, había una gran actividad y eso dio lugar a que prosperasen hoteles, pensiones, restaurantes… Preside el Centro de Estudios Chamoso Lamas, ¿qué papel desempeña esa entidad? Yo creo que un papel muy importante en la investigación y preservación del patrimonio de las comarcas de O Carballiño y el Ribeiro. Este mes se cumplen 28 años de su fundación. Yo fui uno de los socios fundadores y ahora me ha tocado presidirlo. En todo este tiempo hemos realizado once congresos, estamos preparando el duodécimo, tenemos nuestra sede en Cabanelas, en una casa de siglo XV y poseemos una biblioteca de más de siete mil volúmenes y cinco mil documentos. Y estamos intentando poder desplazar ese patrimonio bibliográfico y documental a una sede en O Carballiño para facilitar el acceso, no solo a investigadores, sino también a estudiantes, que de esa manera tienen más posibilidades de llegar a esos libros y esos documentos, que desplazándose hasta Cabanelas. Bien entendido que no renunciamos de ninguna manera a nuestra sede, porque consideramos que también es una forma de promover la actividad cultural en el ámbito rural. ¿Acuden investigadores a buscar documentación? Además de las investigaciones que se hacen en el seno del propio centro de estudios y que se vuelcan luego en nuestras publicaciones, tenemos nuestras puertas abiertas a investigadores de todos los ámbitos, porque abordamos la realidad y el patrimonio de ambas comarcas desde todas las disciplinas: patrimonio, arquitectura, historia, medio ambiente… y además de esa función investigadora también es importante nuestro papel de divulgación, mediante distintos tipos de actividades, desde las más formales como es un congreso a otras más lúdicas como son nuestras andainas y visitas guiadas, como la que vamos a hacer el 13 de junio por el casco histórico de O Carballiño, centrándonos especialmente en los edificios de los siglos XIX y XX. ¿Algún otro libro entre manos? Estoy a punto de terminar otra novela, también relacionada con la emigración, pero esta vez no a la Amazonía, sino a Buenos Aires, que fue el destino de la mayor parte de los emigrantes de O Carballiño. No fueron tan influyentes como los emigrantes a México pero sí su presencia es muy relevante. Está ambientada en la primera década del siglo XX, porque fue una época muy importante para O Carballiño, yo creo que fue el punto de partida de su desarrollo.