De vida efímera, la marca San Martín puso en el mapa cervecero español a la ciudad de Ourense. Este año se cumplen cuarenta del cierre de su fábrica. No fue un caso aislado, sino uno de los dramáticos capítulos de la globalización en un sector que fue finiquitando, una a una las compañías cerveceras locales, quedando el sector en grandes grupos. En la misma década la escena se repetiría en Vigo con la fábrica de Skol, antigua Cervezas La Barxa, que se había construido en la finca que había sido propiedad de la familia del pintor Serafín Avendaño, Solo sobrevivió Estrella de Galicia.
Cuarenta años después, Ourense provincia se ha convertido en el foco del nacimiento de las pequeñas elaboradoras artesanas, tanto por el número como por la variedad. Al cabo del tiempo, la globalización no pudo con el ímpetu cervecero ourensano.
