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El año de los vinos ourensanos

photo_camera Dos jóvenes disfrutando con sus copas de vino de la provincia.

Los primeros concursos de 2019 ya superan en galardones a sus ediciones de 2018 y los blancos del Ribeiro baten, por primera vez a Rías Baixas con la cuarta parte de su producción

La cosecha de 2018 pasará a la historia como una de las más insólitas y sorprendentes. Atendiendo al volumen que se recogió cuando llegó la vendimia, fue una gran cosecha para Rías Baixas, Ribeira Sacra y Monterrei. Una buena cosecha para Valdeorras y una cosecha muy corta para el Ribeiro, que lleva varias añadas por debajo de los diez millones de kilos de uva. Si nos atenemos estrictamente a las matemáticas, el Ribeiro fue la DO con peores resultados de las regiones vinícolas gallegas, con menos de nueve millones de kilos, el 14 por ciento de la producción total, frente al 60 por ciento que representa Rías Baixas y más de 38 millones de kilos. Sin embargo los primeros concursos del año dicen todo lo contrario. Vinespaña, que organiza la Federación Española de Enólogos ofreció un palmarés de medallas que ha dado un vuelco histórico: por primera vez David venció a Goliat. Y así, la perjudicada DO del Ribeiro, consiguió el mismo número de medallas en el primer gran concurso del año que Rías Baixas, pese a que la producción beneficia a esta última en una proporción de 4 a 1 frente a la DO ourensana.

Con todo, en ese primer concurso, Galicia encabezó el ranking con respecto al resto de las regiones españolas en premios, superando a otras de más tradición como Rioja y de más tamaño tanto geográfico como de producción, como es el caso de Andalucía, otro aspecto significativo que pone de relieve que los vinos gallegos están empezando a convertirse en la gran referencia enológica en lo que a vinos blancos se refiere.

Vinespaña es un concurso que, además, nació en Ourense, cuando la Federación Española de Enólogos celebró en la ciudad su certamen Tempranillos al Mundo, que habitualmente se desarrollaba de manera itinerante por diferentes capitales, con los vinos tintos de la variedad Tempranillo (también llamada Tinta fina en Ribera del Duero, Araúxa en Monterrei, Aragonez en Alentejo, Tinta Roiriz en Douro…) como protagonistas pero llevando en cada edición como invitados a concurso los vinos de la región vinícola en la que se celebraba el encuentro. En su edición ourensana, el concurso acogió a los vinos blancos gallegos. Ya en 2018, Tempranillos al mundo se convirtió en Vinespaña, un concurso abierto a todos los vinos y todas las regiones vinícolas, tanto con denominación de origen como con indicación geográfica protegida.

En su segunda edición, celebrada en febrero de 2019, Galicia obtuvo 26 medallas. De ellas, Rías Baixas, consiguió 3 de oro y 6 de plata. Ribeiro, 2 de oro y 7 de plata; Ribeira Sacra, 1 de oro y 3 de plata; Monterrei 1 de oro y 1 de plata, y las IGP Val do Miño de Ourense 1 de oro y Ribeiras do Morrazo 1 de plata. Por provincias, Ourense encabeza la lista con 12 meRibadavia. 30-04-16. Provincia. Feira do viño do Ribeiro e xuntanza de gaiteiros.Foto: Xesús Fariñasdallas frente a 10 de Pontevedra y 4 en Lugo.

De las doce medallas ourensanas, cuatro fueron de oro: Alter y Ramón do Casar Treixadura, en Ribeiro, Terras Mancas en la IGP Val do Miño y Quinta das Tapias Treixadura en Monterrei. De las ocho de plata 7 fueron para el Ribeiro: Priorato de Razamonde, Ramón do Casar blanco y Ramón do Casar Nobre, Mónica Albor, Catro Ferrados, Deseu y Son do Arrieiro. La octava medalla de plata fue para Veiga de Lucía, de la DO Monterrei. 

El otro gran triunfo ourensano en este concurso fue que trece de las veintiséis medallas gallegas corresponden a vinos elaborados bajo la supervisión del enólogo Ourensano, Pablo Estévez, que parece que este año va a volver a revalidar el abrumador récord del año pasado en el que llegó a superar los sesenta premios en los concursos nacionales e internacionales.


Los Bacchus


El segundo gran concurso del año, los Bacchus, organizado por la Unión Española de Catadores, también fue propicio para los vinos ourensanos, que cosecharon 4 medallas de oro y once de plata. Ribeiro volvió a dar la campanada con tres medallas de oro. Una de ellas a un vino que había obtenido el mismo galardón en Vinespaña, Ramón do Casar Treixadura. Las otras dos medallas fueron para dos vinos que llegan al mercado por primera vez en esta añada: Ama Vida, también monovarietal de Treixadura, elaborado por la bodega Alanís, que el grupo Bodegas Gallegas tiene en Santa Cruz de Arrabaldo, y Tamborá, un monovarietal de Godello que Viña Costeira estrenará esta primavera. De hecho, este premio llega al vino antes de haber iniciado su comercialización. La cuarta medalla de oro fue para Bioca Godello, elaborado por la pequeña bodega de la DO Valdeorras de María Teresa Núñez de Vega.

Las medallas de plata se repartieron entre las tres denominaciones de origen íntegramente ourensanas, pero en esta ocasión fue Valdeorras la que ganó en número con cinco: A Coroa 200 cestos de Adega A Coroa; Guitián Joven, de Adega A Tapada; Fardelas y Viñaredo, de Adega Santa Marta, y Luar de Sil, Godello sobre lías, de Pago de los Capellanes. Ribeiro, con cuatro que se repartieron entre la bodega Priorato de Razamonde que se llevó dos: Alter y Priorato de Razamonde, Ramón do Casar para su Ramón do Casar Nobre y Pazo do Mar Expresión, de la bodega Pazo do Mar. Por último, la bodega Pazo das Tapias ganó una medalla de plata en Monterrei con su Godello Alma de Blanco. La undécima medalla fue para “Os Portapazos”, que el año pasado había conseguido un gran oro en los premios Baco y que elabora Adegas do Miño en Toén, del grupo Campante-Morgadío, bajo el amparo de Vinos de España. 

Ribeira Sacra obtuvo dos medallas de plata en este concurso: Regina Viarum y Almanova, de la bodega de Pombeiro, al lado de Os Peares, Alma das Donas. Los vinos de Ribeira Sacra son los únicos gallegos que participan en un concurso internacional que tiene un carácter casi monográfico. No se trata de valorar vinos monovarietales, sino aquellos que se cultivan en situaciones extremas, como los vinos de montaña, viticultura insular y zonas especialmente difíciles, como Palestina, el Líbano, los Andes chilenos o la Ribeira Sacra, con su viticultura heroica. El concurso mundial de vinos extremos, otorgó a la Ribeira Sacra seis medallas de oro y siete de plata. La bodega Alma das Donas, consiguió en este certamen una medalla de oro para su vino Almalarga y una de plata para Alma Madre. La próxima edición de este concurso tendrá lugar en el mes de julio de 2019.

Antes que el concurso de vinos extremos, el calendario tiene todavía pendientes algunos de los concursos que más relevancia internacional pueden aportar a los vinos ganadores: el Challenge International du Vin, que se celebra en Burdeos los días 12 y 13 de abril. El Concurso Mundial de Bruselas, que este año se celebrará en Suiza, en los primeros días del mes de mayo, al igual que el premio Vino y Mujer y el Decanter World Wine Awards que organiza la revista británica Decanter. También en primavera, se entregan los premios Baco, de la Unión Española de Catadores. 

Mundus Vini realiza sus catas por oleadas, la primera en febrero y la siguiente entre los días 29 de agosto y 1 de septiembre de 2019. En la de primavera, que en realidad se celebró en febrero, ya han conseguido sus primeras medallas dos vinos ourensanos: A Coroa, de Valdeorras, una de oro y Gran Alanís, del Ribeiro, una de plata. El grupo Bodegas Gallegas, al que pertenece Alanís, consiguió otra medalla de plata para su Rectoral de Amandi, de Ribeira Sacra.

Las expectativas para estos próximos concursos están muy altas, porque en 2018 los vinos gallegos en general y los ourensanos en particular habían obtenido extraordinarios resultados. Del concurso mundial de Bruselas de 2018, las bodegas ourensanas habían regresado con diez medallas. Siete de plata: los ribeiros Pazo do Mar expresión, Mónica Albor Treixadura, Godello y Loureira, Pé de Perdiz blanco, Ramón do Casar blanco, Terra Minei blanco y Gotas de mar Godello, y el Monterrei Terra do Gargalo Treixadura y Albariño. Y además, dos medallas de oro para los ribeiros Gran Alanís y María Andrea y un Gran Oro para Val de Souto Benedictus Frutcus.

Cada vez es mayor el número de bodegas ourensanas que participan en los concursos, especialmente las que inician su andadura. Según el enólogo Pablo Estévez, “ganar medalla en un concurso internacional sirve para abrir puertas, sobre todo entre importadores y distribuidores, al margen de la difusión que los vinos ganadores obtienen en los medios especializados”.  

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