No resulta difícil encontrar una villa o ciudad portuguesa que se encuentre cerca de la frontera, ya sea por Tui, Salvaterra, Baltar, o Verín, en la que se celebre una feria que merezca la pena visitar. Chaves, por ejemplo, es famosa por sus antigüedades y en Valença hay una gran variedad de textiles. Pero si nos adentramos unos kilómetros más, con Goián al otro lado del Miño, llegamos a Vila Nova de Cerveira. Su feria de los sábados se ha granjeado una reputación de ser de las mejores de Portugal para quienes vamos desde este lado de la frontera, por su variedad, precios y porque se prolonga desde la mañana hasta bien avanzada la tarde, cosa poco común, pero que se agradece porque si por ejemplo se va desde Ourense, no es preciso madrugar.
Toallas, manteles, artículos de labranza y jardinería, cerámica, barro y todo un universo de textiles y calzado se ponen a la venta en sus decenas y decenas de puestos. Y en el intermedio entre compra y compra, en la Praza da Liberdade hay varios restaurantes en los que se puede comer.
El Central ofrece una carta variada de carnes y pescados con algunos productos tradicionales y el imprescindible bacalao, con sus patatas fritas, la “cebolada”, otras hortalizas y unas buenas postas de este pescado. No falta un amplio surtido de postres. Cocina muy sencilla, siguiendo los cánones tradicionales, con precios que están en la media.
