Esta semana, el 16 de mayo, THA Limited lanzó Humanity, un juego de puzles que cumple el sueño de muchos, convirtiéndonos en un perro. No seremos un perro cualquiera, pues seremos algún tipo de animal espiritual cuya misión será guiar a la humanidad a través de los diferentes rompecabezas que los desarrolladores han programado para nosotros.
Los humanos no serán especialmente inteligentes, y su función será caminar en línea recta hasta toparse con alguna de las órdenes lanzadas por el mejor amigo del hombre, en este caso, en forma de shiba inu. Estas órdenes o comandos que podremos asignar a los humanos en su ruta serán tan sencillas como indicarles un cambio de dirección o saltar. Una vez indiquemos la directriz, las personas que se topen con ella en su camino la acatarán sin rechistar.
En su esencia, este título me recordó en gran medida a un clásico de los videojuegos, un título de mi infancia que marcó mucho mis años de juventud: los Lemmings, un juego de la Super Nintendo de 1991. En este clásico tu misión era similar, ordenar a unas criaturas que solo caminarían hacia delante hasta topar con un muro una serie de órdenes para poder alcanzar la meta de cada nivel, en este caso, en dos dimensiones. La diferencia es que en Humanity, las órdenes son más sencillas, meramente direccionales, en los Lemmings se nos otorgaban diferentes herramientas para hacer un camino hasta el final del nivel.
A pesar de lo sencillo de las órdenes que podemos dar, el juego sabe variar mucho la mecánica de los niveles. En algunos deberemos empujar estructuras para poder crear la ruta adecuada, en otros deberemos medir bien las distancias de salto, hay puntos que deberemos escalar e incluso hay partes del nivel que los humanos deberán cruzar a nado.
Humanity cuenta también con un sistema de coleccionables que serán encontrados en cada nivel en forma de humanos dorados de un mayor tamaño, cuantos más recojamos más recompensas tendremos disponibles para ofrecernos ventaja en ciertos puzles.
Un título sencillo que ofrece un gameplay relajado en el que podremos invertir horas estrujándonos los sesos con una banda sonora relajante que evitará que nos volvamos locos buscando la solución.
