Los dos grandes gigantes del hardware mundial, Intel y AMD, empiezan a sufrir las consecuencias de un mercado en declive
El sector de la informática dedicada al ocio está atravesando momento delicados. El auge de las tabletas, centros multimedia y de los dispositivos móviles prácticamente ha hecho desaparecer al ordenador de sobremesa en millones de hogares.
El portátil ha quedado relegado a un segundo plano, y los televisores actuales leen cualquier tipo de formato y conectarse a los servicios de contenidos por cable de multitud de operadores.
El ordenador tradicional queda relegado en muchos casos únicamente a labores de trabajo, de estudio o de consumidores altamente exigentes de aplicaciones gráficas o videojuegos.
Con esta perspectiva los dos grandes gigantes del hardware mundial, Intel y AMD, empiezan a sufrir las consecuencias de un mercado en declive.
AMD apostó por la creación de "APUs", componentes de bajo consumo y alto rendimiento que integran procesador y coprocesador gráfico en el mismo espacio. El fracaso de sus ventas en el mercado de venta directa al público (no así en el de fabricación y diseño de videoconsolas) ha hecho que sus previsiones de ingresos puedan llegar a caer un 8% con respecto al mismo periodo del año pasado, al igual que los márgenes brutos de beneficio, que caerán un 28% frente al 32% previsto. La compañía ha puesto todas sus esperanzas en relanzarse a partir de la salida al mercado de Windows 10 el próximo 29 de julio, la demanda de sus nuevas tarjetas gráficas de alto rendimiento radeon Fury y de la campaña navideña y de vuelta al colegio, meses en los que las ventas de ordenadores crecen considerablemente.
En cuanto a Intel, la compañía americana parece enfocada a reconvertir su producción hacia los terminales portátiles, en especial convertibles y sistemas dos en uno. La estrecha colaboración de Intel con compañías como HP va más allá, ya que apuestan directamente por el mercado profesional, en especial PYMES, desarrollando programas para el cambio de sistemas de este tipo de empresas cada cuatro años. Según Intel un servidor nuevo puede proporcionar hasta 250% más desempeño que un servidor de hace cuatro años, logrando que la compañía obtenga un ahorro de energía del 50% sobre la versión anterior.
