Joyas únicas para el día más especial

¿Cuál es tu historia con el mundo de la joyería? Comencé en la joyería casi por casualidad cuando era muy joven, fui aprendiendo el oficio a través de la observación de diferentes artesanos y de años de ensayos de manera autodidacta. El tiempo me llevó a trabajar a Madrid durante un par de años pero pronto decidí regresar a Galicia. Me di cuenta de que no por estar en una ciudad iba a estar mejor, que no me gustaba tanto volumen de gente y que hacer lo que me gustaba desde una aldea, hoy en día, era posible. Así que, reformé la casa de planta baja de mi bisabuelo y, poco a poco, pasó de ser un trastero a convertirse en mi taller. ¿Cuál es la filosofía de la firma detrás de cada pieza? La filosofía de la marca no es más que un reflejo de mi filosofía de vida y lo aplico en cada proceso. La masificación y la producción en serie no van conmigo. Cada pieza está elaborada para esa persona que la demanda. No trabajamos con stock. Todos los procesos son artesanales y no hay nada industrializado. Son joyas elaboradas con calma, a las que dedico todo el tiempo que requieran, cuidando así al máximo los detalles y dándole protagonismo a los materiales que componen cada pieza. Joyería para que sea vivida, para que cuente historias y acumule emociones para siempre, con la esencia de cada persona. La marca se caracteriza por la artesanía y el “slow life”. ¿Qué valor le aporta esto a cada pieza? Una pieza elaborada sin dedicarle tiempo, sin darle valor, sin pararse horas a conseguir el acabado perfecto no puede ser lo mismo que una que ha sido elaborada de manera artesanal. Poder dedicarse plenamente a ella, de forma pausada, con cariño y tranquilidad hace que adquiera más valor, el valor que se merece. El término slow life significa saborear un presente efímero al que no solemos dedicarle mucho tiempo y esta filosofía de vida se extiende a todos los ámbitos de la vida. Todo lo cocinado a fuego lento sabe mejor. ¿Cómo ha ido evolucionando el peso de la artesanía dentro del mundo de la moda y los complementos? Actualmente grandes firmas se han propuesto recuperar la esencia de sus orígenes, de lo artesanal y colaboran con artesanos para confeccionar sus colecciones más exclusivas e incluso se han visto piezas en alguna ocasión elaboradas por artesanos en desfiles. Creo que esto son indicios de que la artesanía va ganando peso en el mundo de la moda. ¿Cómo es el proceso de diseño y creación? Al no trabajar con stock, en la mayoría de los casos se elabora la pieza teniendo en cuenta que es lo que quiere esa persona. Aquí la comunicación es clave. Al ser elaborada bajo demanda, el deseo del cliente adquiere un valor muy importante en el diseño. En cuanto a la creación, yo mismo me encargo de realizar todos los procesos de manera artesanal en mi taller. Muchas de tus piezas son bajo demanda. ¿Cómo es la relación con los clientes? Como comentaba anteriormente, la comunicación directa con el cliente es fundamental a la hora de definir el diseño al ser piezas bajo demanda. Así que creo que la relación con los clientes es muy cercana. Trabajas diferentes materiales. ¿Cuáles son las posibilidades creativas que os ofrecen? Las posibilidades que ofrece el oro y las piedras preciosas son infinitas en muchos ámbitos, tanto desde escultura hasta moda. ¿Cuentas con un cliente ya definido? ¿Cuál es el estilo de la gente que compra tus piezas? Sí, creo que mis clientes se definen por la búsqueda de la excelencia y la calidad, piezas que perduren en el tiempo. Quieren llevar algo que no tengan los demás, pensado para ellos, que los haga sentir únicos. Quieren llevar algo que no tengan los demás, pensado para ellos, que los haga sentir únicos. La sociedad ha sido empujada a una compra masiva, grandes cantidades a precios muy bajos sin saber quién estaba tras este tipo de fabricaciones ni las consecuencias que tendría. Afortunadamente, una parte de la sociedad hoy en día se está dando cuenta de esto, de que cuando algo es muy barato, es porque alguien está pagando por ello. Y que ese consumo compulsivo y frenético no es sostenible en el tiempo. Así que confío en que el futuro de la moda evolucionará (o debería evolucionar) hacia un consumo más responsable, sostenible y donde primen más los valores, la condición humana y la calidad frente a la cantidad.