A pesar de que la fiesta del choco, que este año tampoco se celebrará en Redondela, tiene su fecha en el mes de mayo, lo cierto es que es febrero el mes por excelencia para comer este cefalópodo en su mejor momento. En realidad, es una buena época para todos los cefalópodos, incluyendo el pulpo (si hablamos del pulpo gallego, comprado fresco, claro).
La sepia officinalis es el choco por excelencia. Fuera de Galicia le llaman jibia y sepia y encontraremos ejemplares de hasta 40 centímetros de longitud y un peso considerable. Los grandes no saben peor que los pequeños y hacen un excelente guiso, en su tinta en arroz, una magnífica empanada... con tal de trocearlos bien. Además de resultar más económicos, son más fáciles de limpiar. Pero hay una querencia generalizada por los chocos medianos, como los de la fotografía, o incluso los pequeños, que no siempre son de esta especie, sino de otras de la misma parentela y semejante aspecto como sucede con las que atienden a los nombres científicos de sepia elegans, s. Orbignyana, sepiola atlantica, sepieta orweniana, que reciben nombres como choquitos, almendritas, chopitos, sepiolita... todos tienen un gran interés gastronómico y su elaboración puede ser parecida.
