EN LETRAS DE MOLDES

Momentos lúcidos

Évole sigue teniendo aspecto – con sus gafas de montura metálica que ya nadie lleva, su estatura de chaval de EGB y su anorak con capucha – de niño listo que hace preguntas incómodas.

Como mucha gente de mi generación, soy de las que empezó a interesarse por la política con la aparición de los nuevos partidos. Antes, los debates me parecían un “Sálvame” – falta de escucha, discursos predecibles – en versión aburrida: donde esté una Estéban con su cara operada a lo loco o una Patiño con su vena del cuello a punto de reventar, que se quite un sosainas de traje y corbata. Pero desde la primera vez que vi a Pablo Iglesias con su coleta, su inteligencia y su falta de falsa modestia, empecé un proceso de adición al circo político que culminó este pasado domingo cuando, a las diez, mi madre me llamó para preguntarme algo del “ese marfon” y yo le dije “hablamos luego, estoy viendo la entrevista a Rajoy”.

Rajoy es el perfecto ejemplo de político sin carisma: técnicas comunicativas mal aprendidas (¿se fijaron cómo, cada vez que decía “análisis globales”, hacía un circulito con los dedos? Lo imagino practicando en el espejo y hasta ternura me da), nulo dominio del lenguaje no verbal (fascinantes sus bajadas de los músculos nasales mirtiformes ante las cuestiones difíciles) y acostumbrado a la pasivo-agresividad como forma de evitar preguntas comprometidas.

Jordi Évole es, por su parte, el perfecto ejemplo de periodista con carisma. No sé si será fruto de un proceso estudiado o simple encanto natural pero Évole sigue teniendo aspecto – con sus gafas de montura metálica que ya nadie lleva, su estatura de chaval de EGB y su anorak con capucha – de niño listo que, en clase, sin mala intención y movido por la curiosidad y la inteligencia, hace preguntas incómodas para el poder (llámesele a este poder profesor de la clase o presidente del Gobierno). 

Supongo que fue a esta cualidad de persona inteligente que cuestiona al poder, a la que Marianico (no digan “el corto”, no hagan chistes fáciles) se refirió cuando le dijo a Jordi que Pablo Iglesias “tiene un discurso similar al suyo”. O sea, le reconoció la inteligencia, el carisma y el valor. Sin duda, el momento más lúcido de Mariano en toda la entrevista. 

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