O Morrazo planta cara a Rías Baixas con sus propios vinos

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photo_camera Las cepas se cultivan en espaldera.

Ribeiras do Morrazo, así se llamará la indicación geográfica protegida que amparará los vinos blancos y tintos producidos en un territorio de gran tradición viticultora

son los galos del vino gallego. Rodeados por los romanos, han pasado de una larga y estéril reivindicación para pertenecer a la DO Rías Baixas a crear su propia indicación geográfica: Ribeiras do Morrazo. Sus viticultores suman más de 700 hectáreas de variedades autóctonas y su recorrido histórico arranca del siglo XIII y está vinculado a dos monasterios ourensanos: Oseira, del que dependía el priorato de Marín, y Melón. No es casualidad que al fijarse en 1979 el uso de indicaciones relativas a vinos de calidad, se incluyen en igualdad de condiciones la comarca do Salnés y la que, conocida como "Fondo de la Ría de Vigo y Morrazo", ampara a los municipios de Bueu, Cangas y Soutomaior.

Sin embargo, la realidad que se desarrolla a partir de aquel momento evoluciona de manera adversa para un colectivo de viticultores que quedaron marginados por el trazado de un mapa vinícola gallego que, por ejemplo, sitúa la sede de la denominación Rías Baixas en un municipio, Pontevedra, que queda fuera de su  territorio; borra Poio de la Comarca do Salnés, en la que aparecía inicialmente, y segrega Soutomaior como una subzona, del "Fondo de Ría de Vigo y Morrazo".

"En 2000 intentábamos que se reparase el error y nos incluyesen en Rías Baixas", explica el gerente de Os Areeiros, una bodega que lleva en pie en Vilabora desde el siglo XVII y hace ocho generaciones que pertenece a la misma familia, la de Guillermo Martínez. Pero Rías Baixas se amplió por el Norte, incluyendo la subzona del Ulla y dejó O Morrazo fuera de su mapa. "Hoy creemos que tenemos entidad y calidad suficiente como para reivindicar un sello propio: Ribeiras do Morrazo", añade Guillermo. Su bodega no es la única. En Ardán, Marín, se encuentra la de Fina Cabaleiro, que heredó la tradición vinícola de su madre, Adolfina. En Redondela se encuentra la tercera, Reboraina, en la parroquia de Reboreda, que plantó sus primeras cepas autóctonas en la década de 1970. Enrique Fernández-Perán y Fernández de Córdoba es el más lanzado de los tres y no duda en señalar en las etiquetas de sus botellas la variedad "Albariño" con la que elabora su vino.

Ocho municipios

Ribeiras do Morrazo es una indicación geográfica protegida que está sobre la mesa del departamento competente de la Xunta de Galicia, esperando a que dicho organismo concluya los trámites para su aprobación. Cuenta con el respaldo de la Asociación Galega de Viticultores y el apoyo de las corporaciones municipales de los ocho concellos que la integran: Cangas, Bueu, Moaña, Marín y Vilaboa, que son los naturales de la península de O Morrazo, a los que se añaden dos colindantes: Pontevedra y Poio. El octavo es Redondela, que no podía faltar, porque resulta chocante que parroquias de este municipio con tanta tradición vinícola como O Viso, Reboreda y Cedeira, se queden fuera de un amparo legal, cuando fincas casi colindantes a unos metros tienen el sello de Rías Baixas en Soutomaior o en la parroquia de Louredo, en Mos.

Cuando tenga reconocido su sello como vinos de la Tierra, un escalón más modesto que la denominación de origen, "Ribeiras do Morrazo" sumará más hectáreas que los otros tres vinos gallegos con IPG (Barbanza e Iria, Betanzos y Miño) y la DO Monterrei juntos.

Al olfato y gusto de un catador experimentado, cualquiera de los vinos de las tres bodegas ya existentes podría competir en un certamen con bodegas amparadas por denominaciones de origen. Y lo cierto es que ya tienen en su haber varios premios recogidos en concursos nacionales e internacionales. "Queremos que se nos exija lo mismo que a los demás", afirma Guillermo Martínez, "y que se nos reconozcan los mismos derechos y los mismos méritos, cuando estamos luchando por defender un vino gallego y de calidad igual que otras bodegas".

Las variedades autóctonas con las que se elaboran los vinos de O Morrazo son, en el caso de los blancos, Albariño Caiño blanco, Godello, Loureira, Treixadura, Albarín Blanco y Torrontés. En las tintas, Brancellao, Pedral, Espadeiro, Loureira Tinta, Mencía, Sousón y, por supuesto, Caíño Tinto que en Bueu se conoce como Tinta Femia y es objeto de una fiesta de exaltación en Cela, la parroquia más vinícola de Bueu.

Furancheiros

Además de las bodegas ya existentes, cuyo número podría incrementarse con la llegada de la IGP, los viticultores de las Ribeiras do Morrazo practican el furanchismo, una fórmula que les permite vender sus excedentes de vino en casa, ofreciéndolo con el acompañamiento de algunos platos típicos, durante un período de tres meses al año. Muchos ya han abierto la temporada.

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