Paz Martín: arquitectura y edad

Con una amplia trayectoria de proyectos internacionales, decidió volcarse en averiguar cómo puede la arquitectura mejorar la vida de los mayores

Pensamos en el futuro como ese universo en el que se pueden materializar nuestros proyectos, pero la única certeza que tenemos sobre esa fase temporal es que en ella nos haremos mayores. Paz Martín (Ourense, 1971) es arquitecta. Se fue a Amsterdam a hacer un máster en el Berlage Institute y se quedó en Holanda durante diez años, trabajando en OMA (Office for Metropolitan Architecture) como directora de proyectos que se materializaron en obras en Holanda, Francia, Suiza, Italia, China, Tailandia, entre otros países, y como codirectora del estudio de arquitectura Fündc, que funda en 2003 en Rotterdam y traslada luego a Madrid, donde actualmente ejerce su profesión. Desde 2017 es directora del programa de mayores de la Fundación Arquitectura y Sociedad. Entre sus muchos trabajos que ha desarrollado con la tercera edad como centro de atención destaca su exposición “EnvejezAndo”, fruto del proyecto Diseño para todos. Arquitectura y tercera edad”, que desarrolló con la beca Leonardo, concedida por la Fundación BBVA.

¿Mantiene su vínculo con Ourense?

Yo nací en Ourense porque mi madre es de ahí y se fue a la casa de sus padres para que yo naciese allí, algo muy típico de aquellos tiempos. Nunca viví en Ourense, pero sí es cierto que íbamos mucho, a casa de los abuelos, a pasar las navidades y otras fechas. Y ahora que mi madre ya se ha jubilado, tiene una casita en Tarreirigo, en Esgos y solemos pasar allí parte del verano. Así que yo sigo manteniendo un vínculo muy estrecho con Ourense.

Se ha volcado en estudiar cómo mejorar los entornos para las personas mayores. ¿Qué le llevó a ello?

Tuve la suerte de realizar proyectos muy interesantes y grandes. Mi enfoque de carrera era ese, pero luego en la vida te suceden cosas. Mi padre sufrió las consecuencias de una enfermedad asociada a la edad y ver su deterioro me enfrentó con mi profesión. Está muy bien hacer aeropuertos, tiendas de Prada, pero ¿quién se dedica a pensar en esta gente? ¿qué estamos haciendo? Soy una convencida de que es una profesión preciosa y que la arquitectura tiene la capacidad de transformar el mundo. El espacio en el que vivimos es muy importante para tener una buena calidad de vida. Lo vimos durante la pandemia y te acabas dando cuenta de que ese espacio es muy importante. También sigo haciendo cosas que no tienen que ver con esta cuestión, pero en el año 2015 decidí investigar para saber cuál era el estado de la cuestión en España. Ver qué cosas se estaban haciendo en España para facilitar la vida a las personas mayores y solicité una beca a la Fundación BBVA. Se trata de la Beca Leonardo que permite investigar a profesionales que se encuentran en la mitad de su carrera. Y ahí decidí que quería investigar sobre arquitectura y tercera edad.

¿Y qué líneas siguió?

A partir de una ingente recopilación de datos, tanto del INE como de estadísticas de calidad, de información desde diferentes ministerios e instituciones, censos, viviendas… y comprobaciones realizadas por mí misma me hice un mapa del estado de la cuestión en ese momento. Reconozco que lo hice por puro egoísmo, porque no quería vivir la misma situación que vi en el caso de mi padre y muchas personas como él. Personas mayores con las que las ciudades no son nada amables. Tenemos viviendas horribles para envejecer, residencias sobre las que es mejor no comentar, espacios públicos horribles para poder vivir muchos años. La buena noticia es que somos el país con la mayor esperanza de vida de toda la Unión Europea y somos el segundo país del mundo, después de Japón en el que se viven más años. Eso quiere decir que tenemos muy buena alimentación, buena prevención de la salud… pero en el ámbito urbanístico y de la arquitectura no estamos nada preparados para envejecer.

¿En qué sentido?

Bueno, se hacen casas pensando en la familia media, pero ¿qué pasa cuando los habitantes de esa casa se hacen mayores?, ¿qué pasa con las escaleras?, ¿puedo sentarme en un banco en la calle si estoy cansada?, ¿puedo ir al cine si tengo algún problema de movilidad?, ¿puedo caminar por un parque? Hay millones de aspectos en los que la arquitectura puede contribuir a mejorar la vida de las personas mayores.

¿Es un cambio caro?

En absoluto. No hablamos de construir hospitales, sino de realizar un mantenimiento adecuado del mobiliario urbano, de espacios más iluminados, porque a medida que te vas haciendo mayor ves peor, de colocación de bancos para que la gente se pueda sentar y, claro, hacerlo de manera racional. Con sombra en sitios calurosos, cubiertos en zonas lluviosas…por poner un ejemplo.

Imagino que es una necesidad apremiante porque cada vez hay más personas mayores.

En otros países de Europa el “baby boom” fue mucho antes que en España y ese colectivo tan amplio ya está en la tercera edad y te encuentras con situaciones como la falta de baños, que obliga a que la gente tenga que consumir en una cafetería para poder ir al baño. Y la prueba de que no hay nada imposible la encontramos en una ciudad inglesa en la que como no tenían dotación económica para hacer aseos públicos y mantenerlos, el ayuntamiento de esa ciudad firmó un convenio con las cafeterías que tenían baño en la planta baja en las que la administración municipal les pagaba la limpieza a cambio de que las personas mayores pudiesen entrar gratis y así aparecían reflejadas con una pegatina en la puerta.

¿Qué países están mejor?

Sin duda, los países nórdicos. Es la cuna del estado del bienestar. Países Bajos, también están avanzados, sobre todo porque plantean soluciones muy bien pensadas, en ese sentido son muy imaginativos. En Alemania, también. Nosotros partimos de un esquema tradicional de que es la familia la que se ocupa de los mayores, especialmente las hijas. En esos países la responsabilidad es del estado.

A la vista de su investigación, ¿cuál es la principal crítica?

La política sigue una planificación muy cortoplacista. Y necesitamos planificar a medio y largo plazo. La uniformidad: hacer grandes residencias, como grandes hospitales, haciendo que todos los usuarios lleven el mismo régimen, cuando lo natural sería tener en cuenta la diversidad de las personas, de sus maneras de vivir. No creo que se haga por mala voluntad. No conocen otra forma de hacerlo. Pero las hay. La sociedad ha cambiado.

¿Qué es Envejezando?

Una palabra que me inventé para definir la exposición en la que resumí mi investigación en tres ejes: urbanizando la vejez, habitando la vejez y habitando la vejez sobre el urbanismo de ciudades y pueblos, las viviendas y el ocio para mayores. Envejezando es un concepto más activo y positivo que envejeciendo, que parece más pasivo. 

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