Los pequeños museos del rural

Fotos: Miguel Ángel, Alberto Rodríguez y archivo El rural de Galicia ofrece al visitante numerosos atractivos. La naturaleza es, seguramente, el recurso más reivindicado, al igual que su gastronomía y sus fiestas. De la riqueza de su pasado habla su patrimonio monumental en el que encontraremos pazos, castillos, monasterios, iglesias… Pero aunque el entorno habitual de los museos es por lo general urbano, la Galicia rural atesora más de un centenar de pequeñas instalaciones museísticas, tan variadas como la temática en la que se centra. Desde las casas museo, como la de Otero Pedrayo en Trasalba, desde la que se otea la “bocarribeira” en la que el valle del Barbantiño y el del Miño se encuentran, hasta el que reproduce la vida a bordo de la carabela que desembarcó en Baiona con la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo. Unos, son temáticos, destinados a difundir la actividad que es predominante en su entorno, como sucede con la castaña en Riós, el vino en Ribadavia o en Verín, o las conservas en Bueu, y otros abordan aspectos más etnográficos, como sucede con el de Santa Leonor en Trives, o el de A Limia en Vilar de Santos. En Cimadevila, Trasalba, una parroquia del Concello de Amoeiro, se encuentra la Casa Museo de Ramón Otero Pedrayo (1888-1976). La envergadura intelectual de este ourensano ilustre ha dejado una huella indeleble en el desarrollo cultural de la Galicia contemporánea. Intelectual, escritor, editor, político, no hay área en la que no haya participado activamente. Desde la creación literaria a la investigación. Este año, en el que se cumple el centenario de la publicación del Ulises de James Joyce, la figura de Otero Pedrayo vuelve a salir a la palestra pues tradujo al gallego para la revista Nós, unos fragmentos de la novela en agosto de 1926. En la biblioteca de la casa museo se encuentra el ejemplar de la novela de Joyce a partir de la cual realizó esa traducción. Además de su biblioteca, en la casa museo se pueden visitar su despacho, su dormitorio y otras estancias, todas ellas plagadas de recuerdos del escritor. Las casas museo dedicadas a escritores no son infrecuentes en Galicia. Encontraremos en Padrón la de Rosalía de Castro (1837-1885), convertida en museo hace ahora medio siglo, en 1972. Con una configuración museística renovada la pasada década, ofrece una exposición que recorre la vida y obra de la poetisa y de su tiempo. La escapada a Padrón nos da para otra visita literaria, la de la Casa Museo de Camilo José Cela (1916-2002), con una exposición permanente organizada cronológicamente que recorre la trayectoria literaria del Nobel gallego. Casa dos Poetas de Celanova. Además de casas museo, que generalmente comparten espacio con la fundación dedicada a la difusión del legado de los escritores que en ellas vivieron y que están dedicadas al que fuera su inquilino, en Celanova nos vamos a encontrar con una casa compartida por dos grandes escritores. La Casa dos Poetas, que fue vivienda de Manuel Curros Enríquez (1851-1908), no solo está dedicada a la difusión de su legado y al desarrollo de las actividades que organiza la Fundación Curros Enríquez. También ofrece un espacio expositivo a otro de los grandes autores gallegos contemporáneos natural de esa villa: Celso Emilio Ferreiro (1912-1979). Ribadavia Si hay una villa que es un museo en sí misma es Ribadavia. Su judería nos transporta a la vida medieval en la villa en la que se comenzó a comercial con el vino del Ribeiro. En la parroquia de Santo André, se encuentra el Museo do Viño, un equipamiento cultural que permite al visitante hacer un recorrido no solo por la geografía y la historia del vino en Galicia, también por las variedades que han hecho de los vinos gallegos uno de los grandes tesoros del patrimonio enológico mundial. Articulada en ocho salas la exposición permanente recorre la historia de la vitivinicultura gallega y ofrece una perspectiva muy didáctica de su geografía, plasmada en las cinco denominaciones de origen que abarcan prácticamente todas las regiones vinícolas tradicionales. No es el único museo ribadaviense. Anterior al del vino ya existía el Etnolóxico. Un museo etnográfico que cuenta con un importante catálogo de fondos de carácter etnográfico y también fotográficos y bibliográficos. Complementa exposiciones temporales y permanente que tienen el foco puesto las actividades y oficios tradicionales que se desarrollaban en la comarca y en el desarrollo de la artesanía textil. Allariz A orillas del Arnoia, en Allariz, encontraremos la mayor concentración de museos rurales de Galicia. Cuatro de ellos, tienen un carácter marcadamente etnográfico y nos trasladan a usos, costumbres y oficios tradicionales, como sucede con el Museo de la Moda que hace un recorrido por la historia del textil gallego desde el trabajo artesano en lino hasta el taller de diseño más contemporáneo. Réplica de una tienda de tejidos en el Museo de la Moda de Allariz. No muy lejos de él se encuentra el Museo del Juguete, que nos ofrece una panorámica de más de un siglo por los juegos y juguetes que alegraban las tardes infantiles en casas acomodadas y también en las más modestas. El Arnoia no solo ofrece una bella estampa paisajística a su paso por Allariz, también aportó su fuerza hidráulica a ingenios hoy convertidos en museos, como el del Cuero, en la margen derecha o el Muiño do Burato, en la izquierda, donde se puede ver el funcionamiento de un molino en el que se convertía el grano en harina, ya fuera de trigo o maíz. Los otros dos museos alaricanos son el de Arte Sacra del Real Monasterio de las Clarisas, con interesantes y rarísimas piezas y la casa museo de Vicente Risco. A Limia Con el Entroido en plena efervescencia no puede pasar inadvertido el Museo Galego do Entroido, dedicado a este ciclo festivo, cuya sede se encuentra en Xinzo de Limia. Las diferentes etapas que conforman el ciclo, los personajes, los sonidos, la gastronomía… la exposición ofrece una detallada panorámica de un fenómeno social que es ya mucho más que una fiesta. Sin salir de A Limia, en Vilar de Barrio, el Museo da Limia, ofrece una mirada retrospectiva a una comarca que además de vivir la gran transformación que es común a todo el mundo rural, con el cambio de usos, costumbres, mejores comunicaciones, etcétera, también fue objeto de una importante modificación paisajística. A través de sus salas podemos viajar a esa otra Limia en la que existía la laguna de Antela, la de los oficios tradicionales, las modestas casas rurales y las entrañables tiendas-bar. El mar El Museo Massó, en Bueu, se adentra en la historia de la pesca desde la época romana. . Si en la Galicia interior los museos etnográficos se centran en los oficios y las industrias que se desarrollan en su entorno, en el litoral no es diferente. Si visitamos en Bueu el Museo Massó, se abre ante nosotros el mundo del mar en su sentido más enciclopédico: desde las técnicas de la navegación a lo largo de la historia, al aprovechamiento de los recursos pesqueros, los métodos de procesado del pescado, desde la salazón romana a la moderna conserva o las artes de pesca y las embarcaciones tradicionales. Si viajamos hacia la Mariña Lucense, encontraremos en su costa otros dos museos dedicados al mar. Uno en San Cibrao con un carácter más generalista que alcanza a pesquerías ya desaparecidas como la de la caza de la ballena. Otro, en Burela. En este caso se trata de un barco museo, que presenta cómo es la pesca del bonito. El Bonitero de Burela no es el único museo a bordo de un barco. La réplica exacta de La Pinta que se encuentra atracada en el puerto de Baiona, no es sino una inmersión en en el mundo del descubrimiento de América. El Museo de la Carabela, lo primero que nos permite descubrir es la heroica gesta de aquellos marinos que en un barco tan pequeño fueron capaces de ir a la aventura de lo desconocido y regresar. La arribada a Baiona no solo supuso que Galicia fuese la primera tierra que tuvo noticia del Nuevo Mundo. También de sus exóticos productos y sus indígenas. Todo ello conforma el contenido expositivo de este museo. Réplica de La Pinta. En su interior se puede viajar quinientos años atrás. En la misma orilla de la Ría de Vigo, al pie del puente de Rande, se encuentra Meirande, el centro de interpretación de la batalla de Rande, un episodio histórico que dio lugar a mitos sobre los tesoros que quedaron sumergidos en los fondos de la ría, venidos de América en una de las expediciones que mayor cargamento de plata y otros preciados productos transportaba. El museo ahonda en los hechos históricos, las leyendas y las expediciones que buscaron, en vano, los tesoros.