PRIMAVERA

El polen convierte la primavera en la estación crítica para los alérgicos

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photo_camera Margaritas en un jardín.

Ojos llorosos, nariz atascada, estornudos... parece un resfriado pero se agudiza al llegar al campo, sobre todo en primavera, al estar cerca de un gato, o entrar en una casa con polvo. 

¿Cuál es la causa de las alergias? No hay una respuesta concreta a esa pregunta. Razones ambientales, predisposición genética... La floración de gramíneas, coníferas, abedules y otras especies vegetales pone en estado de alerta a muchos alérgicos que en esta época del año sufren las consecuencias de su enfermedad.

La alergia respiratoria es la más común en la población y se produce por la inhalación de partículas minúsculas frente a las cuales el organismo  reacciona de manera adversa. "Es una fobia del sistema inmunitario ante una substancia que, de manera natural no tendría que causar esa reacción", como nos explica Carlos González de la Cuesta, jefe de la sección de alergología del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense.

El polen y los ácaros domésticos son los principales causantes de las alergias respiratorias. Pero el catálogo de alérgenos es interminable. "Para que exista una reacción alérgica ha de haber una exposición previa que termina provocando esa sensibilización", explica el doctor González de la

Cuesta, quien señala que por esa razón, los alérgenos pueden tener una distribución territorial en función de su mayor presencia. "Así, en Galicia la alergia a los crustáceos es más frecuente que en áreas del interior o la alergia al cacahuete es mayor en Estados Unidos, donde ese fruto seco se utiliza incluso en mantequilla".

Problema del primer mundo

Las alergias son más comunes en entornos urbanos y desarrollados, donde llega a extenderse hasta un 25 por ciento de la población. ¿Exceso de higiene? ¿Contaminación? La edad en la que aparece de forma mayoritaria es entre los 5 y los 30 años. No hay substancia que no sea susceptible de convertirse en un alérgeno: el agua, la leche, el níquel, el látex o los esparadrapos antialérgicos. Y de la misma manera que llega puede desaparecer, al cabo del tiempo, o convertirse en un problema crónico. 

Las unidades de alergología cuentan con recursos para identificar el causante de la reacción y fármacos para mejorar la situación del paciente; evitar los síntomas más molestos o vacunar para devolverle la cordura a un sistema inmunitario que considera enemiga una substancia que en circunstancias normales resultaría inocua.

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