LA REVISTA

Quien hace un cesto también hace sombreros

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photo_camera Exposición de sombreros.

Xunqueira, canabal, breixo, vimbio, centeo … son palabras que forman parte del paisaje de Galicia, incluso de la toponimia de su geografía y nos hablan del origen de muchas fibras vegetales 

Prácticamente todos los objetos realizados en paja, mimbre o junco proceden de Asia, más concretamente de China, no por su valor etnográfico sino por el precio sin competencia y porque, a día de hoy, el oficio de cestero se ha quedado relegado a un carácter meramente testimonial en el que predomina el valor artístico y estético sobre el funcional que durante siglos fue el determinante de su propia existencia.


Algunos pequeños grupos de artesanos sostienen un reducido mercado de un también reducido número de objetos que se encuentran a la venta en sus talleres o en espacios expositivos como el que mantiene abierto todo el año el castillo de Vimianzo. Aislados, perviven sin embargo en las cuatro provincias gallegas. En Vigo, la calle de los cesteros sigue teniendo su atractivo turístico, aunque ya no está poblada por los numerosos artesanos que allí tenían su taller hace algunas décadas.

Si hacemos un recorrido por todo el noroeste de la Península Ibérica tendremos que acercarnos a Barcelos y a Fafe, para asistir a la pervivencia de este oficio de manera más floreciente, mientras en el resto vive un período de transición en el que mientras se pone fin al oficio utilitarista, surgen nuevos artesanos que se centran en el ámbito de la decoración y los objetos artísticos, adquiriendo un nuevo valor y reforzando el peso de los talleres locales frente a la invasión foránea de peor calidad y factura.

La ruta de los cesteros

En Barcelos, por ejemplo, se ha trazado una ruta del mimbre y de la cestería que sirve, por un lado para mantener vivo el fuego de este oficio y por otro para ofrecer una alternativa hacia el turismo etnográfico. En Fafe, en el distrito de Braga y más concretamente en la parroquia de Travassós se sostiene con éxito la confección de sombreros de paja de centeno. La artesanía de los sombreros de paja está vinculada al ciclo del cultivo del centeno, desde su plantación en el otoño a la cosecha a finales de la primavera siguiente. La paja es seleccionada y clasificada por su longitud y grosor, de manera que luego se le aplique un uso específico. La paja para sombreros tiene un grosor de 2 a 3 milímetros y las que tienen más grosor se utilizan en el trenzado de la cinta que rodea su perímetro. Las tareas se realizaban a mano hasta la llegada de la máquina de coser específica para estar labores, a mediados del pasado siglo XX

Formación

Sin una formación específica reglada, la transmisión del conocimiento de la cestería se lleva a cabo por relevo generacional, cuando se produce, en algunos talleres o a través de los escasos centros en los que se imparten cursos. El principal es el Centro de Artesanía Tradicional de Vigo (CAT). Está situado en la subida al Castillo, entre el Paseo de Alfonso XII y el Concello, en una de las calles menos conocidas de la ciudad y es uno de los pocos centros de referencia que quedan en Galicia. Con una exposición permanente de 95 piezas abarca todas las técnicas: de paja o colmo (de ahí viene la palabra colmado), de varas de mimbre y junco, de fibra obtenida de las cortezas de algunos árboles, de madera rachada… y en ella se recorren también todos los usos, desde las cestas de uso doméstico y agrario, capachos para el transporte y trampas de pesca como las nasas, a la que se denomina “cestería sin cestos”. Tan importante como la que le da nombre al oficio, la cestería sin cestos fue primordial en actividades como la construcción (hoy podemos verlo en el balneario de Pambre en Palas de Rei) o para la creación del entramado sobre el que se levantaban luego los tabiques en las casas antiguas antes del uso de los ladrillos y el cemento.


La cestería sin cestos dio lugar a prendas de vestir como las corozas y sobre todo a los sombreros. De ellos, el más famoso del mundo es sin lugar a dudas el Panamá, que debe su nombre a su uso durante la construcción del canal de hace poco más de un siglo, aunque el origen de su manufactura era y sigue siendo Ecuador.
 

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