LITERATURA

Recomendar o no recomendar: he ahí la cuestión

“Música de Mierda” se titula, en su versión inglesa original, “Let´s talk about love: why other people have such bad taste” o sea “Hablemos de amor: porque los demás tienen tan mal gusto”.

Me estoy leyendo el libro “Música de Mierda” y me lo estoy leyendo por tres razones: la primera, porque leí una reseña que me encantó; la segunda porque lo prologa Nick Hornby que es un escritor muy divertido y del que hacía tiempo que no me acordaba; la tercera porque un día que fui a “El Sindicato del Cómic” a comprar un regalo (si tienen que comprar un regalo o si, simplemente, se quieren dar un capricho, no hay mejor sitio al que ir, ya se lo digo), uno de los capos se lo estaba leyendo y me lo muyrrecomendó (del verbo muyrrecomendar).

“Música de Mierda” se titula, en su versión inglesa original, “Let´s talk about love: why other people have such bad taste” o sea “Hablemos de amor: porque los demás tienen tan mal gusto”. Yo, personalmente, prefiero la propuesta española que, además de contener la palabra “mierda” (con mi adultísima querencia por lo escatológico y malsonante, me tiro de cabeza al libro en su traducción española), tiene como aclaración del título, la siguiente: “un ensayo romántico sobre el buen gusto, el clasismo y los prejuicios en el Pop”. Es decir, me van a hablar de algo que me va a hacer sentir clasista y prejuiciosa. Carambas. Pero no, sí, vale: adelante, estoy preparada, pega aquí bien fuerte.

Me sumerjo en sus páginas. Es de esos libros que te acaba dejando dolor de cuello de tanto asentir enfáticamente por lo de acuerdo que estás con todo lo que cuenta. Y claro, lo que te viene a decir, entre otras muchas cosas, es que quién es una para juzgar el gusto de los demás. Y entonces, supongo, si eso es así, tampoco se deben hacer recomendaciones, ya que, en el fondo, estás diciendo “tus opciones no son buenas, las mías son mejores”. Pero llegados a este punto, recuerdo dos de los motivos por los que llegué a este libro, que fue, como les dije, haber leído una reseña y haber recibido una recomendación. Y entonces me quedo indecisa sobre si se deben hacer recomendaciones o no. Así que, finalmente, me digo eso que, de pequeña, me decía tantas veces mi madre: “ya hablaremos al llegar a casa, Cristina”.

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