entrevista

Sergio Moure de Oteiza, música para ver

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photo_camera Sergio Moure de Oteiza (PALOMA PREGO)

Su música va más allá de crear el ambiente sonoro de una película o un documental. Se integra en el argumento como un personaje invisible.

Se formó en composición y dirección musical en el Liceo de Barcelona, ciudad en la que se inició como director de bandas sonoras para cortometrajes. Pero fue en Madrid donde dio el gran salto al mundo de los largometrajes. Sergio Moure de Oteiza (A Coruña, 1969) es hoy día uno de los más sólidos talentos musicales, con medio centenar de bandas sonoras creadas tanto para largometrajes, como series de televisión y documentales.

¿Cómo fue tu entrada en el mundo de las bandas sonoras para cine?

Fue en 2004, cuando hice la banda sonora para mi primer largometraje que fue “Inconscientes”, de Joaquín Oristrell. Había conocido a Joaquín en una conferencia que dio cuando yo estaba estudiando en Barcelona. Me presenté con música mía, hablé con él, estuve un tiempo detrás de él, acosándolo, hasta que me  recomendó que me fuese a vivir a Madrid porque era donde estaban todas las productoras de cine. Lo cierto es que había un dicho en esa época que decía que en Barcelona se estudiaba música y en Madrid se trabaja. Y se cumplió. Hoy en día está más repartido.

¿Y te fuiste a Madrid?

Sí, y seguí quedando con él para tomar café, seguir apretándolo un poquito, haciendo por coincidir con él donde solía aparecer, hasta que al final me dijo que tenía una escaleta para una película nueva, me la dio y me dijo que si se me ocurría una música para esa película que se la presentara. Entonces lo que hice fue encerrarme un verano con esa escaleta, empecé a componer ideas que me sugerían, se las presenté le gustó mucho y así comenzó mi carrera en el cine.

¿Es difícil ese primer paso?

Muy difícil. Tienes que tenerlo claro. Yo siempre quise enfocarlo hacia la composición para el audiovisual. Y estudiando en Barcelona me presenté en el ESCAC (la escuela superior de cine de Cataluña), para conocer a directores, para introducirme en el mundo del cine y compuse cinco o seis bandas sonoras para cortos con directores de allí y creo que fue mi mejor escuela, además de estudiar música y composición.

A partir de ahí vino todo rodado Porque has compuesto unas 50 bandas en menos de 15 años.

A mí me gusta mucho hacer música de cine pero también estoy muy abierto a otros géneros, como puede ser un documental, series para televisión. Me gusta mucho variar y me gusta mucho mi trabajo y creo que si he podido componer tanto fue gracias a esa diversificación dentro de los géneros del audiovisual.

¿Cómo te enfrentas al encargo de un largometraje?

Cada compositor tiene su propio sistema. A mí me gusta entrar en el proyecto cuando está todavía en preproducción, sobre el guion. Yo creo que la música tiene que estar pensada y concebida antes de comenzar el rodaje de la película. Ya sobre el guion comienzo a hacer anotaciones, sobre el tipo de tratamiento que va a tener la música, si va a ser con orquesta, si va a ser electrónica… Y sobre el guion suelo componer un tema de 7-8 minutos, con la primera impresión que me da ese guion y para mí es muy cómodo porque así ya tengo un punto sobre el que discutir con el director. Suelo ir al rodaje y tomo apuntes y ya cuando la película está terminada tengo varias reuniones con el director, le pregunto qué espera de la música, porque pienso que en una película la música tiene que estar justificada y razonada. La música no se pone porque sí, tiene que tener una función, como la fotografía.

¿Quién es tu compositor de bandas sonoras de referencia?

La culpa de que yo haga música para cine es de Morricone. Siempre me gustó la música y tenía claro que quería dedicarme a la música. Pero de pequeño cuando empecé a ver las películas de Sergio Leone con esa música, pues yo empecé a pensar, “yo quiero hacer eso”. A parte de darle una gran dignidad con su música a aquellas películas, Morricone experimentaba mucho, era un iconoclasta que mezclaba orquestas sinfónicas con armónicas, con arpas de boca, con guitarras eléctricas… 

¿Hay una edad de oro en la música para cine?

A mí me gustan mucho los compositores de las décadas de 1960 y 1970, como Michel Legrand, Georges Delerue, que fue el compositor de Truffaut, Jerry Goldsmith… 

¿Sigue habiendo público que compra las bandas sonoras en disco o en otros soportes?

El público que compra bandas sonoras es un público muy fiel. Son grandes minorías, Comprador de formato físico, no se lo descarga de Amazon, porque prefiere la carpeta y un soporte físico. Yo tengo la suerte de que todas mis bandas sonoras están editadas, desde la primera, que fue Inconscientes y tengo una discográfica a la que le gusta mi trabajo que es Karonte, salvo el último disco publicado que es un doble CD con la banda sonora de la serie para TVE “Seis hermanas”.

Una serie con mucho talento gallego ¿Cómo fue el trabajo en seis hermanas?

Fue un trabajo que me gustó mucho, de la productora Bambú,  porque además de la música incidental que se escucha a lo largo de sus 489 episodios tuve que crear una gran diversidad de temas, ambientados en esa época, que es a principios de siglo XX. Para mí fue una experiencia muy grata, porque me permitió crear todo un ambiente sonoro, desde piezas interpretadas por una orquesta sinfónica hasta habaneras, cuplés, villancicos que cantaban los personajes.

9. El género documental está muy presente en tu trabajo, ¿qué te inspira?

Tuve la suerte de conocer hace ocho años a isaac Kerlow. que trabaja en el Instituto para la Observación  de la Tierra en Singapur, y dirige una media de 2 a 3 documentales científicos al año a los que yo pongo la banda sonora. Son documentales que se ambientan en países como China, Malasia, Filipinas... y a mí me ha gustado mucho introducirme ahí porque requere un trabajo de investigación muy interesante, en el que introduzco instrumentos autóctonos, sus propias armonías... La música tiene mucho que decir, especialmente en el género documental

También te has movido fuera del mundo audiovisual.

Y mi primer trabajo profesional fue para danza. De hecho yo hice danza, solo que luego me decanté por la música, que era a lo que quería dedicarme pofesionalmente. Compuse para danza para compañías de Barcelona cuanto estudiaba allí, y hace poco compuse la música para Son, que es un espectáculo de Nova Galega de Danza que fusiona la música gallega con el flamenco con el que disfruté muchísimo. Y cuando tengo tiempo también compongo música para conciertos, buscando ese discurso de la propia música, la música absoluta, más allá de las imágenes.

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