Gastronomía

La receta | La tinta que da color al plato

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Para la limpieza, comenzamos retirando del interior el barquillo calcáreo o jibión y las tripas. Es una operación que requiere cierto cuidado para evitar que se rompan las bolsas de tinta que reservaremos. Si nos sobra alguna, podemos guardarla en el congelador. 

Para que el choco sea más tierno hay quien prefiere quitarle la piel. Pero no resulta necesario. Una vez limpios, troceamos los chocos si son grandes o medianos o limpiamos y mantenemos enteros si son pequeños, separando su cabeza con brazos y tentáculos del cuerpo. La teoría de que en los choquitos pequeños no hay que quitarle las tripas tiene su defensores, pero desde luego no al que esto escribe y más en los tiempos que corren.

Ponemos una cazuela al fuego con el aceite de oliva. Doramos la cebolla cortada en juliana, al igual que el pimiento. En otras recetas veremos que en vez de pimiento se utilizan perejil y dos dientes de ajo,  picados finos. Cuando hayan tomado cierto color, agregamos los chocos y removemos. Cuando ya tenemos un guiso con algo de color, le añadimos el vino tinto y dejamos reducir un par de minutos. Finalmente, ponemos el caldo de pescado y el pimentón dulce y un par de vesículas de tinta de los chocos. Sazonamos y dejamos hacer a fuego lento durante treinta minutos.

La presentación suele realizarse con unos costrones de pan frito y como guarnición arroz en blanco.

El guiso de los chocos, con pequeñas variaciones, nos va a servir para la elaboración de otras muchas recetas, como por ejemplo, unas buenas empanadillas o una empanada.

Ingredientes

  • 1 kg de chocos de tamaño medio.
  • 1/2 dl de aceite de oliva.
  • 200 g de cebolla.
  • 100 g de pimiento rojo.
  • 2 dl de caldo de pescado.
  • 1 dl de vino tinto blanco.
  • 1 cucharadita pequeña de pimentón dulce.
  • Sal
  • (y la tinta del choco)

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