DEPORTE ADAPTADO

Ni fronteras ni barreras para el jugador de parabádminton Manuel

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photo_camera El ourensano Manuel García Rosendo, con un “mini Manuel” y los colores de la selección española (foto cedida)
García Rosendo domina en España y disfruta de experiencias internacionales de máximo nivel dentro del parabádminton

Dejó el fútbol para centrarse en el parabádminton. Y es que, cuando tenía 12 años, ya hubo una toma de contacto. Después el balón ganó protagonismo en el Santa Teresita, A Bola o Ribadavia. Pero la raqueta se impuso un poco sin pensarlo. Dos años después, Manuel García Rosendo (1999) ocupa el noveno puesto del ránking mundial de dobles y el 25 individual. Ha viajado por medio mundo con el Club Athos y de la selección española, donde es el representante de los jugadores por su capacidad para hacer equipo. “El Athlos organizó un torneo escolar y mi hermana acudió. Yo fui por allí y vi a Nuria Fernández, del club, que se acordaba de mí de cuando tenía 12 años, que era yo el que iba a esos torneos. Me animó a volver y dije ‘¿por qué no?'. Ese año lo compaginé con fútbol y luego ya me metí más en serio con el bádminton”, recuerda el ourensano. “Poco a poco se me va dando mejor, entrenando, viendo a los mejores en los torneos. Sobre todo eso, te fijas en ellos para ciertos golpeos y técnicas”, explica.

Los resultados están ahí. Un 2023 muy positivo y un 2024 que apunta maneras. “En España se organizan cinco circuitos nacionales de parabádminton y, además, el Campeonato de España. Este año no tengo ninguna queja porque estoy consiguiendo medallas. Sobre todo en dobles, con mi compañero Pablo Serrano, de Gijón, que somos los novenos del mundo y aquí en España no tenemos mucha competencia. En individual, el año pasado, logré el oro en dobles y la plata individual en el Nacional”.

Y aún más allá, el pasaporte lo tiene siempre preparado. Ha recorrido medio mundo midiéndose ante la élite mundial. “Es una pasada. Ya he estado Baréin, Australia, Egipto, el Europeo de Rotterdam y ahora, el Campeonato del Mundo de Tailandia. En el fondo es como un sueño. A quién no le gusta viajar, conocer esos lugares. Gracias a ello tengo la nevera llena de imanes que me traigo. El abuelo es el que los coloca”, apunta Rosendo.

La última cita mundialista, sobre la pista, no fue tan bien. “En Tailandia, tanto yo como el resto de la selección española, nos tocaron muchos asiáticos. Jugadores de mucho nivel en un deporte que allí es como para nosotros el fútbol. Nacen con la raqueta en la mano”, explica.

No se olvida Manuel de poner en valor el trabajo del Athlos. “Me encanta porque siempre fomenta el parabádminton. Vamos cuatro deportistas del club a torneos y somos más que los que van de Madrid o Barcelona, con una población mucho mayor. Animo a cualquier persona con discapacidad a probar. Al principio nos cuesta a todos, pero es un deporte bonito”.

Ni barreras ni fronteras. Y a Manuel le queda mucho por viajar y disfrutar.

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