Progresa adecuadamente. Y lo hace mientras se divierte y disfruta, que es lo principal a tempranas edades. A sus once años, Xiana Pungín no se baja del podio en el mundo del atletismo. Gallego y nacional. Mejora marcas y sigue aumentando su afición, tanto a las pruebas de velocidad como a las de salto de longitud. Lo hace conviviendo con el nystagmus (movimiento incontrolable e involuntario de los ojos). No es un obstáculo para hacer una vida prácticamente igual a la de cualquier niño de su edad.
Un año más, y ya van unos cuantos, Xiana volvió a subir a lo más alto del podio en las pruebas de 60 metros, longitud y 500 metros durante la celebración del Campeonato de España para atletas con déficit visual, celebrados en Segovia y organizados por la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC).
Xiana ganaba con autoridad las tres pruebas en las que competía, y realizando unas marcas de 9,90 en los 60 metros lisos, saltó 3,77 metros en la longitud a tan solo tres centímetros del récord de España de su categoría, y cubrió en 1,46,90 los 500 metros.
Por su parte su hermano Xoel vencía también en las pruebas Open de su categoría benjamín, tanto en 50 metros, como en longitud y en 500 metros.
Paso adelante
Pero este año ha servido para que Xiana diese un paso adelante también compitiendo contra atletas que no tienen ninguna discapacidad. Lo hizo gracias al programa Xogade que organiza la Xunta de Galicia. Campeona provincial en salto de longitud y cuarto puesto en velocidad. Posiciones que demuestran que va por el buen camino.
En su familia, encantados. En el Adas Proinor de O Barco, encantados. Y ella feliz por hacer deporte y todo lo positivo que le aporta. Los viajes, los campeonatos, la relación con otras niñas... Un dato, ha hecho tan buenas migas con una atleta de Murcia que, para el verano que viene, ya tienen comprometido que cada una pasará 15 días en casa de la otra. Lo que una el deporte...
Xiana Pungín sigue demostrando que no hay barreras insuperables. Las ganas y el trabajo dan sus frutos. Su amor por el deporte va en aumento. Como cuenta su madre Ana, el peor castigo que le puede poner es no dejarla ir a entrenar. Pero eso no ocurre.
