Allariz volvió a despedir el año con las zapatillas puestas. Lo hizo gracias a una carrera clásica que, año tras año, vuelve a demostrar su poder de convocatoria. Decenas de atletas formaron parte de A Derradeira, una cita solidaria y no competitiva que es fija el último día de diciembre. Cuando, como en este caso, el tiempo acompaña, son muchos los aficionados que se atreven a recorrer los cinco kilómetros de la prueba absoluta y la distancia más llevadera de la prueba infantil.
El único requisito para participar, entregar al menos un kilo de alimentos no perecederos que agradecen los más necesitados, especialmente en estas fechas tan especiales.
Daba igual llegar el primero o el último. A Derradeira es otra cosa. Una celebración antes de las campanadas que sirve para unir un poco más a los habitantes del municipio. ¡Qué dure!