El debate sobre si se pagará o no por el uso de las autovías en España ha llegado a su fin. Durante las últimas jornadas el discurso del Gobierno y la DGT van en la misma línea y todo apunta a que en breve presentarán un plan que regulará la forma y el importe que se deberá abonar por la utilización de este tipo de carreteras, mayoritarias en lugares como Galicia y que han facilitado las comunicaciones en lugares de difícil acceso como es la propia autonomía.
Al margen de si son reales o no los datos que han aportado en los últimos meses, como el de que 24 de los 27 países miembros ya lo han puesto en marcha (no es real, ya que siete de ellos ni siquiera cobran y otros lo aplican con una serie de limitaciones y condicionantes), este nuevo tipo de impuesto pone en riesgo a diversos sectores económicos nacionales, que ahora mismo ya pagan la consecuencia de otras subidas, como la de los carburantes, los peajes en autopistas o las cargas en nuevas matriculaciones que se recuperarán a principio del año 2022.
¿Cómo se pagará?
Aunque desde el propio Gobierno confirman que antes de final de 2021 tendrán preparado el plan de pago para la primera fase, todo apunta a que será un tipo fijo anual, semejante al que se aplica en países como Suiza o Rumania. ¿El importe? Por determinar y en función de distintos criterios que el Ejecutivo intentará negociar con empresarios, sindicatos y asociaciones, que ya han anunciado distintas movilizaciones en caso de ponerse en marcha.
De todas formas, este primer paso en forma de cuota fija sería el prólogo de un sistema más moderno en el que pagará más, según las últimas informaciones publicadas, el que más contamine. Esto, en primera instancia provocará un sobrecargo en las vías secundarias, aunque desde el Gobierno esperan que terminé por normalizarse la situación con el paso de los meses y la asimilación de este nuevo tributo.
¿Por qué cobrar?
El motivo principal que aducen desde el Gobierno es que no se puede seguir cargando a los Presupuestos del Estado el importe del mantenimiento de las autovías. En ese sentido, desde la DGT han llegado a comparar el uso de este tipo de vías con el tren, en el que afirman que se paga por el desgaste de los elementos sobre los que circula, además del importe asociado al viaje. La diferencia radica en que el usuario del coche ya paga por distintos conceptos que deberían ir asociados al mantenimiento de la vía, como los impuestos de circulación y otros tributos que van directamente a las arcas del Estado y que deberían repercutir en el buen estado y mantenimiento de las carreteras, algo que desde muchos colectivos denuncian que no sucede.
¿Cuánto sería?
Evidentemente y a la vista del revuelo que se está creando en torno a una medida que será problemática, no se quieren dar cifras al respecto, aunque varios medios ya han afirmado que el importe sería de aproximadamente un céntimo el kilómetro. En caso de suceder esto y si se pusiera en marcha en todas las autovías nacionales, el viaje entre Ourense y Vigo, por ejemplo, tendría un coste adicional de 1 euro a la ida y otro euro a la vuelta, lo que aumentaría el coste de todos los productos asociados al transporte por carretera, que en síntesis son prácticamente todos los del mercado.
