Tribuna

El año 2022 y la incertidumbre: ¿Son el propio WRC y la FIA el problema?

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La ausencia de interés de las marcas y las dudas de Hyundai retrotraen al aficionado a tiempos pasados porque sinceramente, esto ya lo hemos vivido

El problema del Campeonato del Mundo de Rallys no es la hibridación ni la llegada de los nuevos Rally 1. Ni siquiera lo es la electrificación de los vehículos de rallys, aunque muchos todavía nos resistimos a pensar que lo que viene es bueno, o quizá aceptable (no por el sonido, sino por el importante incremento de costes que supondrá).

El problema del Campeonato del Mundo de Rallys es el propio planteamiento normativo del certamen desde tiempos inmemoriales. Como si de cerrar un círculo se tratase, la FIA “matará” los actuales y carísimos WRC para dar luz verde a los nuevos Rally1, en un movimiento que recuerda demasiado a otros “asesinatos” realizados por este ente en los últimos años. Ciertamente lo recuerda tanto que ha dejado de sorprender.

La escalada de costes, con vehículos de un valor difícil de cuantificar y una salida a campeonatos nacionales imposible, la dichosa electrónica que complica tanto el mantenimiento y gestión de estos coches y la falta de interés de las marcas (¿Realmente existe interés?) vuelven a poner al certamen contra las cuerdas, con solo dos fabricantes con su nuevo coche construido (una de ellas es M-Sport) y una tercera con algunas dudas.

Tres temporadas para una nueva normativa es demasiado poco como para asumir una inversión de una magnitud semejante

Ahora, para más desesperación, Yves Matton abre la puerta a una normativa garantizada por tres años, otro impedimento más para la posible llegada de otro constructor. Es imposible pensar en el retorno de un desarrollo de decenas de millones de euros si no puede devolverse en tiempo y forma. Quizá sí se está encontrando el camino de los costes contenidos con los R5 como base como se plantean ahora, pero se equivocan con solo tres temporadas de estabilidad.

En un contexto de frenazo económico por la pandemia del coronavirus, de reducción de costes en todos los ámbitos incluso a nivel publicitario, resulta absurdo pensar en el éxito de la nueva fórmula si no se aportan años de tranquilidad en el mundo del motor. 

Quizá el ejemplo más claro está en los inicio de los Wrc. La estabilidad de estos modelos de primera generación permitieron la llegada de marcas y un mundial con seis constructores oficiales (Ford, Mitsubishi, Subaru, Seat, Skoda, Peugeot  y Toyota (después Hyundai tras la salida de los japoneses)), como sucedió en 99 y 2000. Después todo se descontroló nuevamente y otra vez a volver a empezar...y así eternamente. 

Por eso, resulta utópico pensar en un cambio a mejor, al menos en el sentido de la llegada de nuevos competidores que vean rentable hacer una inversión de esta magnitud. Subaru estuvo en boca de todos durante meses, pero desde Japón lo negaron… ¿que otras alternativas reales existen, más si se tiene en cuenta las últimas fusiones de marcas?

¿Qué otras alternativas existen además de Subaru para entrar en el WRC?

Y por último, llegarán las comparaciones, algo que también sucedió hace más de 30 años, cuando de los Grupo B se pasó a los primeros Grupo A. Se pasará de unos vehículos con un nivel de espectacularidad y prestaciones descomunal a otros con un componente de aerodinámica menor y un comportamiento más neutro. Cierto es que todo no se puede tener, pero ¿atraerán a un público cada vez menor en las pruebas? Solo la igualdad que se presume que tendrán los automóviles junto a la esperada llegada de privados con estas unidades más asequibles podrán igualar los niveles de un Mundial que ahora tiene un nivel de pilotaje descomunal, pero cada vez más dificultades para llevar a los espectadores a los tramos, no solo por la pandemia sino por las trabas que se ponen constantemente al aficionado de a pie, considerándolo en muchas ocasiones más un problema que un beneficio (salvo el económico que les están reportando las nuevas suscripciones a su plataforma de pago), aunque eso es un tema a tratar otro día

El Mundial pasará de unos vehículos con un rendimiento descomunal y unos pilotos sensacionales, a otros más neutros en pruebas donde el público es muchas veces un problema

Ahora solo resta esperar a que Toyota y M-Sport pongan sobre el terreno sus nuevos coches de 2022 y esperar a que Hyundai dé el paso para desarrollar su modelo después de ser juez y parte de las negociaciones para la nueva reglamentación durante casi dos años. 

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