XLIX RALLY DE OURENSE

Los responsables del cronómetro

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photo_camera El equipo de cronometradores de Javier García, al término del pasado rally.

A escasos cuatro días de la fecha clave, toca turno de ponerse el peto y coger el cronómetro. El Rally a la vuelta de la esquina.

El Rally de Ourense- Ourense Termal es mucho más que competición pura y dura.

Detrás del protagonismo de los equipos participante y los miles de aficionados que se desplazan cada año a las carreteras de la provincia a seguir una de las mejores citas del Campeonato de España de rallys de asfalto, hay un enorme grupo de gente que trabaja para que todo salga a la perfección.

Entre ellos, destacan los cronometradores de la prueba, parte fundamental de una modalidad que se decide a la milésima en muchas ocasiones.

Los hermanos Diéguez, Roberto y Cristian, son dos de los miembros más experimentados del amplio grupo de trabajo que compone la Escudería Ourense.

El más veterano de ellos, Roberto, se inició en el cronometraje en el año 93. Desde entonces solo ha faltado a la cita con el rally en dos ocasiones "la primera por un tema laboral y la segunda por el nacimiento de mi hijo".

Su llegada a la prueba fue producto de la casualidad. "Recuerdo que se lo propusieron a un amigo (Javier García) y me dijo si me apetecía ir con él. Me pareció una buena idea y hasta hoy".

Un Javier García, que es su jefe de tramo, además. "La verdad es que somos como una familia grande. Además, con la excusa del rally te juntas con gente a la que no ves durante el año. Es más que un rally".

Como en casi todas las historias de hermanos, el menor de los hermanos, Cristian siguió los pasos de su hermano "al ver lo que disfrutaba de la prueba. Siempre me ha animado a hacer cosas y con esto ha sido un buen maestro", destaca.

Dos aficionados al mundo del motor que se 'pierden' la cita de casa para ayudar a la sacar adelante una prueba tan importante. "Yo no lo echo en falta. Durante el resto del año podemos ir a cualquier rally pero en Ourense tenemos que echar una mano" e invita a todos aficionados a colaborar: "Es una experiencia muy bonita, lo recomiendo a todos".

23 años de anécdotas

Casi un cuarto de siglo da para muchos recuerdos, casi todos buenos. Roberto, con mucho bagaje en la mesa de cronometraje recuerda casi entre sofocos un control de salida en el tramo de Virxe do Monte. "El calor de aquella edición fue sobrenatural. Estábamos de pie en la carretera y si te quedabas parado más de dos minutos te pegabas al asfalto, fue todo un reto para los participantes y para nosotros", comenta.

Aunque no todo es sufrimiento. "En Albín Cartelle un hombre del pueblo siempre nos llevaba un par de botellas de vino para la comida. No faltó un solo año. Los aficionados nos tratan muy bien y nos sentimos respetados", salienta Roberto.

Ahora, a escasos cuatro días de la fecha clave, toca turno de ponerse el peto y coger el cronómetro. El Rally a la vuelta de la esquina.

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